sábado, 22 de septiembre de 2012

A Roma con amor




Woody Allen anda más perdido que Paquirín con un libro!!! Tras dejar de lado su mitificada New York, se traslada al continente donde pasa  por una fúnebre y nefasta Barcelona, para recuperar  la forma en una añorada París y terminar recalando en una Roma dónde vuelve a perder el norte completamente. Puesto que nunca se ha jactado de cuidar el background, así como los accesorios y apéndices -aciagos en esta ocasión- uno se aferraba a su verborrea mordaz, irónica, a sus diálogos frescos, divertidos y de una sátira punzante, a las situaciones grotescas e irreverentes donde se palpaba lo más original del ser humano. Dónde ha quedado todo ésto? Buena pregunta. El agasajado director se permite el lujo de presentar cuatro historias que giran en torno al mundo del famoseo, al deseo de conseguir-mantener-recuperar- matar por cinco minutos de gloria inconexas y ridículas, sin apenas atractivo o interés oculto que recuerdan a un mal imitado "Perdona si te llamo amor" pero con la burrada de querer copiar lo ya realizado, con el disparate de creerse apto para describir el sentimiento de una ciudad sólo vista en postales. Como viene siendo costumbre en sus últimos trabajos, al menos tienes el placer de disfrutar de las vistas de la ciudad de turno. Aunque, como el hijo estrellado de Brooklyn diría: se matan por trabajar gratis conmigo, me abren las puertas de sus ciudades, me dan todas las facilidades que quiero..., para qué molestarme en arriesgarme, en buscar la calidad en mi trabajo, en esforzarme??? Si me van a besar el culo de todas formas!!! Pero, para una adictiva consumidora del Séptimo Arte que le gusta navegar por la vida de otros personajes y vaciarse interiormente esos 120 minutos..., es toda una pena!!! 

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