jueves, 6 de diciembre de 2012

Margaret

Jugando a ser mayor, la vida la despertó de un bofetón!. Éste podría ser el resumen perfecto de esta película dramática sobre la cruel experiencia que sufre una adolescente en su súbita llegada a la madurez; o al comienzo de la misma, sea mejor dicho. Aunque el argumento es magnífico y disfrutas del tránsito de sentimientos variados que la joven vive, de su turbación, desasosiego y desesperación ante el descubrimiento de la cruel injusticia que puede ser la vida, te pierdes fácilmente en su no acertada exposición, en su malograda exhibición del entorno de la protagonista no pudiendo entender claramente lo que está viviendo o sintiendo, no logrando captar la esperada afinidad para con el personaje. No muy bien elaborada, se le puede perdonar por el brillante momento final dónde desaparece la falsa actuación que ha intentado llevar a cabo la joven protagonista y se observa  la impotencia de la niña que todavía es, derrumbada por todo lo vivido -eclosión de lágrimas frustrantes- y dura lección aprendida a golpes. Con la participación de grandes actores, de renombre más que logrado, su pequeña participación o escasa retribución -de todos ellos- en el relato, dejando todo el protagonismo a una genial Anna Paquin, quien revela excelentemente la confusión que vive un adolescente que se siente responsable de la muerte de otra persona, demuestra la envergadura de un proyecto cuyo ambicioso objetivo fascina y decepciona por igual; un "fifty-fifty" que es evidencia clara de la complejidad de los sentimientos expuestos y de la no total acertada decisión del director, último responsable de la misma. 

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