miércoles, 31 de julio de 2013

El último Elvis

En esta clase de películas, donde no hay adornos ni florituras que escondan la posible escasez del guión y la historia, lo importante es el personaje y lo que va a contarte  -pues no hay más- y donde la clave para formarte una opinión es fundamentada en una sólo figura, el protagonista; por tanto, que te llene, te atrape o te parezca absolutamente aburrido va a depender únicamente de ese factor. Para está ocasión, tenemos a un verdadero seguidor -hasta las últimas consecuencias- de Elvis, que sin hacer mucho ruido, consigue retener y alcanzar tu curiosidad hasta el final del relato; qué pasará con esta triste representación del más grande de todos los tiempos, la pasión con que vive su propia realidad al margen de los demás, su encantadora enajenación mental, su afligido deambular por la vida, un espectro que se mantiene en pie para respirar por el Rey muerto..., todo ello realizado con una sencillez, humildad y carencia de recursos que lo glorifican aún más. Y como complemento, el final dramático y poético que, por desgracia, la propia sipnosis de la película ya te adelanta, evitando que la sorpresa y melancolía final sea mayor de lo que en realidad será -hablan demasiado, de más y muy de antemano-. Por tanto, tu opinión y mi recomendación es clara: la película tiene un sólo personaje, su propia realidad y se centra exclusivamente en él; si no consigue encantarte, te vas a cansar de verle desfilar; si consigue lo contrario, vas a estar atento a todos sus movimientos. Sencillo. 

No hay comentarios: