miércoles, 29 de enero de 2014

Qué hacemos con Maisie?

Relato triste y amargo de una indeseable experiencia, un doloroso ejercicio reflejado de forma impactante en el rostro y los ojos de una niña desesperada de amor y comprensión que es tratada como una maleta al uso, llevada y transportada al antajo de unos, más que cuestionables, adultos; la ruptura de una familia, desestructuración paternal a los pies de una inocente víctima cuya interpretación es cautivadora y conquista tu más seco y apartado corazón. Cruel y vivida realidad reflejada con una terrible suavidad y quietud, una tranquilidad expeluznante aceptada sin remedio en el acompañamiento del viaje sin sentido de una protagonista involuntaria cuya opinión parece no tener voz ni voto -menos oído- para nadie; viaje inquieto, con grandes interpretaciones -Onata Oprile te atrapa con su descorazonadora incertidumbre- que te moviliza lo suficiente -tampoco en exceso- para enternecerte y sacar tus más tiernas emociones. Un respetado guión con claros elementos marcados y fotocopiados -los buenos, los malos, la víctima-; un periplo muy sentido en sus más profunda desazón, una inestabilidad, inseguridad, desasosiego y claro desconcierto de no saber dónde estás, cómo te sientes o hacia dónde vas. Tu afinidad para con el personaje, para con sus miedos e inquietudes es completa e impecable, logras involucrarte en la historia y en sus sentimientos con excelente placer, un eclosionado cuento que destapa tus emociones de forma apagada y calmada, sin apenas ser consciente de ello gracias a su suavidad y sutileza emotiva. Buen ejercicio, inteligente trabajo que no hace uso de la lágrima fácil y barata, que no explota una, más que clara, lástima hacia una superviviente maltratada. Complace todo el recorrido, tanto el amargo periodo como el alegre advenimiento; buena y oportuna elección que no excede el dramatismo. 





No hay comentarios: