domingo, 16 de febrero de 2014

Cuento de invierno

Propaganda electoral celestial; puro marketing del majestuoso plan, destino eterno al que estamos marcadamente abocados. Como historia de amor es muy pobre, tremendamente escasa y decepcionante -mucha palabrería bonita que no conduce a ninguna parte-; como cuento y fantasía es dulce en exceso, melodiosa hasta el empalago; como triunfo del bien sobre el mal, de la luz de las estrellas sobre cualquier poder maligno, qué quieres que te diga!!!, es una versión tan "light" que lo único mínimamente interesante es un peculiar Will Smith de Lucifer. Sigues mirando la pantalla por la esperanza de mejoría en el relato, por la necesidad de encontrar un atisbo de algo a lo que aferrarse; quieres algo mejor que lo visto porque lo visto no consigue captar tu espíritu, no logra hacerse hueco en tu esencia más inocente y pueril, no conecta con ese anhelado interior deseoso de soñar y volar lo más alto posible. Total, que te sientas en la butaca del cine dispuesto a una dulce ensoñación, placer para los sentidos más queridos, ver aparecer a la encantadora niña tan oculta y escondida de los vestigios de la vida mundana..., y lo único que consigue moverte es el mal de culo que sientes por permanecer en la misma posición durante dos horas!!! Una escenificación muy bonita y encantadora, dos protagonistas muy bellos para un guión empalagoso y en demasía acaramelado que da vueltas sobre si mismo hasta lograr marearse y unos diálogos tan finos y poco elocuentes que no satisfacen a nadie, ni al más ingenuo espectador!!! Y, que conste, digo lo de ingenuo con el mayor de los respetos pues esa ingenuidad es primordial para dejarse envolver por una historia -sea la que sea- pero, en esta ocasión, la envoltura es preciosa, el contenido nimio.





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