viernes, 28 de febrero de 2014

Le week-end

Es menos sofisticada de lo que pretende ser; es menos interesante de lo que quiere llegar a ser; deseas que te guste más de lo que en realidad consigue lograr; su nivel de actuación, calado emocional tiene menos alcance del exhibido en un primer momento, del pretendido dentro de su altivo orgullo inicial. Los años, el paso del tiempo y la comodidad de un matrimonio maduro donde cabe todo, hasta la crueldad verbal más directa y dañina; una afinidad, simbiosis con la infelicidad de la que se parte como excusa para moverse pero de la cual uno no se quiere desplazar pues el dolor de lo conocido, la esclava amargura de la vejada rutina es menos arriesgado que el placer, emoción de la exposición a lo nuevo, de la inconsciente aventura de una mar cuyo puerto no se conoce, cuyo rumbo es un "no se dónde". Con un formato con claro acento al cine de Woody Allen tiene un marcado nivel elitista, exclusivo sólo para unos pocos entendibles capaces de apreciar el gusto, la inteligencia y la sofisticación de un guión y unos diálogos que esconden más de lo que muestran, amargas y crueles verdades directas al corazón más sensible y expuesto, un inteligente leer entre líneas no al alcance de todos los públicos -tampoco lo desees mucho-. Gusta? Si, pero más por autoconvencimiento personal que por efecto público pues evitar el leve aburrimiento es complicado; agradecido, contento y encantado de la invitación a cenar, de formar parte temporal de un nivel superior muy ansiado pero con ganas paulativas de abandonar una mesa altiva y elitista en la que no encajas, donde quieres sustituir el sofisticado don Perignon y su acompañado caviar por unas cervezas y unas bravas. Sutileza de muchas emociones poco explotadas, un entusiasmo e interés nunca confirmados, desenfadada y suelta pero muy controlada, un supuesto caos muy ordenado, visita de muchos restaurantes cuya elección final es gustosa pero no tan intensa ni apasionante como se deseaba. Exposición de una genialidad no alcanzada cuyos resultados no son tan fructíferos como se pretendía en su imponente y elegante inicio; no va más allá de una alta calidad y enorme calidez en la interpretación de sus grandes actores.





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