domingo, 16 de marzo de 2014

Dallas buyers club

Apasionante y espeluznante, primeros adjetivos que te vienen a la mente; un relato rocambolesco, perplejo y atónito, una historia surrealista que dudo mucho fuera creíble si no fuera porque la persona protagonista existió; ataque feroz, implacable y combativo a la industria farmacéutica y su gran círculo de maniobra y poder; supervivencia extrema y al límite, un volver a amanecer con fecha de caducidad, una diaria salida del sol que salva vidas, un reencontrarse tardío pero con margen de disfrute y actuación..., todo lo que se diga es poco para la asombrosa reencarnación, superación de nuestro intérprete, un azar caprichoso y doliente que le muestra una salida tras arrebatárselo todo, magistral sublevación del caos más letal y moribundo, tardanza sabiduría fructíferamente empleada, adictivo lenvantamiento del dolor crónico, forzosa reinvención que llena la vida de esperanza, quietud y paz con uno mismo, beneficio colectivo de la avaricia personal..., y podría seguir y seguir porque no se acaban los calificativos impresionantes para la serena y completa dirección, para el fabuloso e impactante guión y para unas entrañables, impactantes, profundas y penetrantes interpretaciones de sus dos sensacionales protagonistas. Un magistral, soberbio Matthew McConaughey ante el que sólo cabe ponerse en pie y aplaudir -cualquier actuación anterior o posterior importan poco, simplemente se ha coronado como ACTOR- y, excelentemente acompañado de Jared Leto, compañero merecido de reparto y de Oscar. No podrás dejar de escuchar las atroces, avergonzantes verdades derramadas, tu alma serena se moverá inquieta en la butaca y te quedará la satisfacción, alegría y orgulloso placer de poder afirmar haber visto UNA BUENA PELÍCULA; demostrado queda que no es difícil de conseguir cuando se cuida el material involucrado y la gente a su cargo, responsable de llevarlo a buen fin, saben hacer bien su trabajo. No olvides el aplauso, la ovación al final de la película pues el gustoso, delicioso sabor que sientes lo merecen. Impertérrito sin pausa, impasible sin aliento, una incredulidad atónita, tráfico legislativo sin perdón, asombro sin palabras, consternación sin consuelo!!!





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