sábado, 29 de marzo de 2014

Un Dios prohibido

Se agradece el intento aunque no sea suficiente; recordar un nimio pedacito de nuestra historia siempre es bienvenido aunque su formato no llegue a los resultados esperados. Los personajes recitan sus frases, representan los hechos, visten adecuadamente, cumplen con los requisitos establecidos pero no deja de ser una representación de instituto, previsión directa para televisión o miniserie de horario nocturno. Ya sea por la escasez del guión, por el obvio limitado presupuesto o por las buenas intenciones pero escasa experiencia lo único evidente es la falta de fuerza y poder en la transmisión de las emociones, un impacto dramático apenas perceptible más allá de una tibia muestra que no llega al alma, una percepción del horror y pánico de los hechos más por tu apreciación racional, nunca emocional pues la puesta en escena es débil y frágil, limitada su repercusión emotiva y poca la afinidad sensorial que logran exhibir los actores. Siempre es de agradecer el empeño y la buena voluntad de aquellos que se esfuerzan con todas sus ganas en hacer un buen trabajo, con todas sus fuerzas en sacar el máximo partido a los elementos que tienen a su alcance; por ese lado, mi mayor respeto -correcta, agradecida y adecuada exposición de nuestra historia-. Ahora, con ecuanimidad de miras cinematográficas es de nivel medio, de pocas alturas y de escaso alcance; puedes observarla lánguidamente, sin pausa ni espera y no llegar a involucrarte sensitivamente más allá de un cariño leal por ser relato crucial de una pasado vivido con gran amargura y pesar. Una narración de unos hechos tan dolorosos y tristes debe impactar en el alma del espectador, conmocionar al público asistente de forma penetrante y con la gran dureza que merece y requiere todo lo visionado; si observas con precisión verás que ni una lágrima se desliza por tu rostro, ni siquiera la humedad de unos ojos vidriosos o la rigidez y tensión de una expresión angustiada. Sólo bondad, cariño y gratitud por el intento de narrar un hecho histórico malogrado para la gran pantalla aunque aprobado y correcto para su hermana menor; insuficiente para un destino, sobrada para el otro.





No hay comentarios: