martes, 29 de abril de 2014

Pompeya

Conforme empieza la película el recuerdo de Gradiator es inevitable, automática la aparición de su figura y la comparación horrible, dañina y espontáneamente melancólica pues sale claramente perdiendo este filme, las desventajas son evidentes y palpables a simple vista; le das una oportunidad y continuas; aparece la historia de amor y es floja, débil, nimia, sin contenido ni pasión, poco creíble.., cutre vamos; observas la parte épica, histórica y apenas te dice nada, no impresiona; los actores, mucho musculito pero no transmiten emociones, ni el poderío y la fuerza del papel que representan. Y van pasando los minutos; la acción, lucha y los combates medio compensa pero no satisface completamente, los diálogos mejor evitar su comentario. Y por fin, llega el volcán; bienvenido sea!!! Fuego, lava, destrucción, terremoto, inundaciones, un tsunami..., por fin la ansiada diversión!!! Total que al final admites que es una película medio entretenida, que te has medio divertido gracias a los últimos momentos y las escenas finales, su corta duración y a un cráter que cubre las carencias de todo lo anterior. El grandioso nombre de Pompeya queda representado de forma muy pobre e insignificante; si utilizas su renombre para rodar un relato histórico de acción y amor debes estar a la altura -ser espectacular, impactante, esplendorosa...- no quedarte a la mitad de todo y al principio de nada. Que el sabor en su conjunto sea aceptable gracias a un postre rotundo y gustoso que intenta compensar un primer y segundo plato poco atractivo y apenas efectivos no quita el desaborido gusto poco fructuoso de un comienzo torpe y poco intenso que no luce ni capta la mínima esencia de esta mítica ciudad y lo que simboliza. Un resultado medio cuando buscas algo espectacular..., malo, produce un inesperado resquemor y una ligera insatisfacción aunque..., si esas eran las pretensiones iniciales de Paul Anderson entonces lo respeto; no todos aspiran a la grandeza!!!




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