sábado, 31 de mayo de 2014

Presentimientos

Excelente trabajo de Marta Etura, sugestiva y potente interpretación que llena completamente la pantalla con su tensión e incertidumbre, con la pérdida caótica de una situación estable cuya tirantez y anonadada asfixia ambienta unos atractivos y desconcertantes pasos que fascinan desde su no-entendible por qué e interesan y cautivan en el descubrimiento de su razón de ser; inteligente plasmación, muy ágil y seductora, de un aislamiento involuntario, pequeña grata moneda invitación exclusiva a un submundo cognitivo que mantiene el filme con elegancia, sabiduría y constante interés. Un Eduardo Noriega más lento y estático que participa de la confección de un guión de lectura ligera y amena, frescura que esconde una moderada intriga, sentimientos encontrados que luchan por ganar la batalla, finas y delicadas emociones que forman parte de la sensibilidad, delicadeza de una enamorada existencia de estabilidad frágil y tenue, sutileza que marca el principio y el acomodado final de un relato de esperanza no perdida, enigma a resolver cuyo premio es la felicidad, raudo y diligente laberinto cuya llave es puerta de acceso a la alegría y bienestar, a una calma y paz deseadas con anhelo y perseguidas con ahinco y ferocidad. Presentimientos confirmados, relatados con estabilidad y armonía, con un adecuado y acertado hacer que sacia las mieles del espectador a pesar de su falta de grandilocuencia, altivez moderada que nutre gratamente y reconforta con gustoso placer; bien realizada, en su justa medida, con el leve y suave requerimiento de un poco más de adrenalina y misterio pero, a la vez, la complacencia y satisfacción de saberse cumplido. El plasmado talento de un director que sabe contar una historia, gota a gota sin derramar el contenido del vaso, sin eliminar ni borrar el deseo y la concurrencia de su obvio y esperado desenlace, original puesta en escena que te mantiene en vilo con la adecuada buena sintonía.




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