domingo, 1 de junio de 2014

Al filo del mañana

Tres puntos importantes que mantienen en vilo la película, que hacen la delicia de su consumo y provocan la incertidumbre y placentera angustia de su visionado: la repetición constante del tiempo vivido, de los personajes-de sus frases-de los pasos seguidos, un eterno-frustrado-extenuante día de la marmota, incansable noria viciada que da vueltas sin parar, clave del éxito de la película; caótica y descontrolada acción cuya rapidez y frenético manejo de la cámara provoca una mareante y confusa adrenalina que seduce y atrae pero también provoca un aleatorio e incómodo vómito y una convulsa y abrupta mirada; un novedoso y atractivo enemigo mental-cognitivo, subdivisión de un omega central en variados alfas y demás células extras que actúan de trabajadores efectivos e inagotables del que se ofrece nula explicación sobre su existencia, ilustrada ausencia de su por qué en la tierra y un desinteresado y opaco misterio sobre su llegada e invasión de nuestro planeta -sólo importa su modo de actuación, su patrón de maniobra, manejo del espacio/tiempo y el impactante, explosivo y potente método para su exterminio-. El original planteamiento de un torpe y aturdido antihéroe que a partir de repetir su obligada e impuesta rutina adquiere una exquisita perfección automática y una excelente coordinación memorizada como eje centro, punto de partida de todo movimiento, con un perfeccionista Tom Cruise a la cabeza de un autorizado proyecto de mayúsculo presupuesto, de rápido y vertiginoso consumo y de entretenimiento prometido y asegurado; Emily Blunt como recurso femenino, joven reserva que adorna y facilita el veterano protagonismo de este experto empresario que sabe dar al oportuno asistente un imaginario y grandioso espectáculo, un impresionante show que activa y tensa todos los sentidos, un deslumbrante circo de expectantes malabarismos y sonoros equilibristas de efectos especiales y visión de futuro encabezada por la magnificencia del de por vida, encumbrado, ser humano y que satisface completamente todas las hambrientas y saciables expectativas de su público devoto. Fanatismo y afición por un tipo de género que no engaña en su oferta, con la segura firma de quien es uno de los mejores en su grandilocuente recreación y 113 minutos de disfrute y diversión si te conoces bien y no te has equivocado en tu elección; si no es así, es fallo tuyo no de la película, al César lo que es del César y cada cual a lo suyo, sin errores culpables o dañinos para nadie. 



No hay comentarios: