miércoles, 25 de junio de 2014

Quédate (stay)

Cuando haces una estupidez, una tontería necesitas tomarte un tiempo para reflexionar, un espacio propio y separado -a distancia- desde el que respirar y ver las cosas en perspectiva diferente; eso es esta película, un gran momento, descanso necesario para pensar y decidir qué hacer, hacia dónde dirigirse. Cuatro personajes de edades diferentes que comparten el lugar donde viven, pueblo costero irlandés perdido en el fin del mundo que ofrece una fotografía exquisita, una reposada y calmada imagen parte del encanto y la fascinación en el proceder de nuestros protagonistas más una dulce y seductora música, melodía de hermoso acompañamiento mientras realizas ese tiempo muerto para recapacitar y decidir sobre tu vida, meditación de los pasos a seguir, atrevimiento de aceptar los cambios y las consecuencias de unos actos que por mucho que se mire a otro lado, no se pueden ignorar. Aidan Quinn a la cabeza de un proyecto tranquilo y sereno, plácido y gustoso, un cálido dejar pasar los días, ese tiempo de duda para reanudar la marcha y seguir con nuestra existencia; poco movimiento, ninguna adrenalina, mucha calma y sosiego para un relato que encandila sin apenas esfuerzo, aquieta tu alma y relaja tu corazón, quietud encantadora de sabor intenso que quita el estrés y amansa las fieras. La profundidad de los sentimientos, la torpeza de las emociones, ver-sentir-observar-apreciar una delicia de armonía que se mueve a favor del viento respetando el compás de los tiempos, notas tenues y sutiles de acogedor impacto. Si confundes esa paz melosa de no-pasar-nada pero cambiarlo-todo, esa suave sintonia que no altera tus oídos pero alimenta el alma con el aburrimiento y la sosez, ésta no es tu película; si disfrutas con el discurrir de la vida, cavilaciones apagadas que conforman los momentos que marcan nuestra existencia, rutina perdida y encontrada de un más-de-lo-mismo/todo-nuevo-y-diferente, ésta es tu película. No busques un por qué, no quieras una explicación simplemente mira-siente-observa el devenir de los días, del tiempo de unas vidas que comparten el error y desatino de equivocarse y seguir adelante; "es hora de que las cosas cambien"




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