domingo, 6 de julio de 2014

Mil maneras de morder el polvo

Seth MacFarlane como director, co-guionista y actor principal de un proyecto donde, de forma conveniente y acertada, se rodea de buenos amigos con nombre reconocido para la audiencia que le hacen el enorme favor de actuar de gancho y atractivo para llevar a la gente a la sala y tapar las obvias carencias de un argumento que para nada aporta la diversión y el jolgorio prometidos, únicamente sonrisas dispersas y desesperadas de escuchar de fondo lo mismo una y otra vez. Con la referencia de "Ted" o el venerado "Padre de familia", el guión tiene momentos álgidos y estupendos de alegría espontánea y carcajada inesperada pero también otros muchos espacios sosos y cansinos que viven de un constante decir reiterativo vacuo, sin picante ni encanto en un discurso poco original -sexo, drogas, caca, pedos y poco más-, temática actual llevada al oeste de 1882 que proyecta ser toda una revolución subversiva nunca vista pero que resulta nimio, apenas cautivador y de un hechizo que desaparece por minutos. Nuestro Julio Verne del Séptimo Arte y su mucha verborrea, monólogos repetitivos por doquier, escasea en su aporte de frescura y gracia, humor y agudeza, gags-bromas-cameos con más o menos acierto -la referencia a "Regreso al futuro" es fantástica por su impacto y deslumbre- con sus momentos intensos pero también muchos otros tontos, inútiles y cargantes que, en el fondo, no dejan de ser un "Club de la comedia" de dos horas que no daba para tanto pues tu interés y atención se pierde constantemente entre tanto uso barato de la palabra, sólo con suerte, vuelve en alguna ocasión para ser llevado de vuelta sin apenas esfuerzo y casi nada de resistencia al foso de los leones del olvido y la ignorancia al no saber-acertar-lograr una consistencia en las ideas expuestas, inteligencia lingüística en lo narrado, sabia conciencia en lo transmitido, toda una torpeza por su carencia de mordacidad e ironía que recae sobre la calidad recibida por el espectador. Resulta entretenida, divertida y hay un público específico para este tipo de género pero también puedes pasar dos horas viendo una mosca revolotear por delante de tus narices y quedarte tan anonadado y vacío como en el visionado de esta película pero sin el ingente presupuesto gastado en este despropósito, bodrio de todo-un-poco mucho-de-nada que quiere abarcar tanto espacio que no concreta ni satisface como debería. Repito..., es entretenida, divertida -específico, sólo por momentos- y tiene su público pero se mira demasiado el ombligo y no sabe moverse más allá de su agotador círculo ni encontrar una salida digna a su falta de ideas punzantes y sarcásticas, mordedura inicial que tienta y promete esperanza soñadora de esparcimiento genial que se desinfla cual pelota de playa que se topa con una picadura de medusa, cual globo de helio que no distorsiona la voz ni maquilla la realidad que le acompaña, únicamente un largometraje que vive de chistes continuos sin-ton-ni-son con una pandilla de colegas que se lo pasan mejor que tú y el mancilleo de una época gloriosa, el oeste, que nada tiene que hacer contra nuestro casero "800 balas". El sol derritió las alas de Ícaro por su soberbia y atrevimiento, aquí no ha hecho falta tanto esfuerzo!!!




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