viernes, 25 de julio de 2014

Venganza (In the blood)

Es una buena, efectiva película de acción que coge ritmo frenético, potencia ascendente y un buscado ferviente impacto conforme se acerca su resolución con la acertada intervención de la isla y de sus gentes como apoyo salvavidas, como decoración decisiva que estimula y suscita todo el cuadro.
Con el estilo armonioso de ser ellas ahora quienes llevan el mando, la vara de medir y repartir bofetadas por doquier, ofrece lo prometido y lo deseado, la felicidad de un principio suave y delicioso, el cese abrupto de la alegría y la diversión y su posterior sustitución por el caos y la desesperación, pérdida inútil de tiempo de respetar la ley y a sus representante y, por fin, la adrenalina de coger el mando, la fuerza dictatorial de la justicia en sus manos, el seductor peligro y la sentencia mortal de haber agredido lo que más se ama.
Un recorrido predecible y gratamente esperable cuyo por qué y causa de toda su movilidad se sale un poco de la norma tradicional reforzando un conjunto que, a pesar de la inexpresividad emocional de su protagonista y la limitada aportación del guión en cuanto a frases-sentencias-diálogos, conforma un estupendo abanico de golpes, movimientos y acción. 
Estrategia sencilla, simple de resultado contundente, ingredientes tradicionales para un cóctel apetecible de sabor gustoso que sabe aportar energía, intensidad y violencia en proporciones justas, cautivante agresividad que capta tu atención y aviva tu mirada.
Un buen saber hacer, rápido y veloz, ágil y directo, de ligereza sobria y estética seca y cortante que sabe lo que quiere, que sabe cómo encontrarlo, que sabe dónde ir, que se limita a escoger el marco ambiental, el grado de frescura o pesadez que quiere darle, más giros o menos complicaciones según la duración estimada y..., adelante mis marineros, ¡barco al agua!, que salgan los boxeadores al ring que ¡el combate va a empezar!



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