domingo, 17 de agosto de 2014

Belle

"Lo correcto nunca puede ser imposible...,que se haga justicia aunque caiga el firmamento"
Película basada en la historia real de la sobrina negra y bastarda del presidente del tribunal supremo de Inglaterra en 1769 que se encuentra perdida respecto quién es, que no sabe a dónde pertenece ni cuál es su lugar junto a la importante y trascendente decisión de su tío en el caso de la apelación del navío Zong y de los esclavos arrojados al mar para cobrar el seguro y que supondrá el primer paso para cambiar las leyes sobre esclavitud y la consideración de seres humanos de los negros tenidos en posesión de mercancía.
Una historia de amor a lo Jane Eyre de timidez y recato en su apasionado carácter, en su admirable encanto y emotividad, el mundo de la sociedad londinense, de sus casamientos y todo su juego negociador para situarse social y económicamente en el lugar más favorable unido al drástico ímpetu de la justicia, de la lucha por los valores humanos y del atractivo irresistible de vivir conforme a principios sólidos y propios, un "Sentido y sensibilidad" combinado con "Ley y orden" servido con coherencia, adecuada gratitud y mucha consideración.
La magnífica, penetrante y bella interpretación de Gugu Mbatha Raw supone la sutil absorción de sus miedos, dudas, deseos y emociones, de su apertura al mundo real y su drástica valentía de confrontar la realidad, es la clave, centro del péndulo sobre el que descansa el poder, interés y resultado productivo de todo el relato pues los personajes que se mueven a su alrededor se resignan a ser precisos y adecuados, de perfecta óptima medida y patrón ajustado.
Limitada y circunscrita al marcaje de su veracidad documental, de su real exitir, su acertada y comedida presentación progresa formal y adecuadamente, con rectitud y digna aprobación, con la magia y el hechizo de los grandes y épicos relatos de esa maravillosa época, de su hermosa frescura y juventud a pesar de su edad y vejez, un óptimo y eficaz resultado que cuenta con el deleite debido, con una agradecida visión, con la dulzura de la ensoñación, el magistral enamoramiento contenido, esa locura y entusiasmo vividos con la conveniente pasión controlada.
Correcta, sencilla, armoniosa con un estilo moderado y precavido, mesura que con modestia y recatamiento arriesga y pone en juego todo su potencial, bonita y agradable, querida y afectuosa, grata y eficiente, un manjar exquisito y un placer esmerado sin excesos ni sobrante.
Salva las formas, cumple en su configuración, se aplaude el contenido, se aprecia el argumento, se estima la retórica verbal, se saborea su consistencia y contenta al personal, delicada y tenue luz que brilla, reluce y deslumbra con finura y exquisitez, que gusta, agrada y se disfruta pero que únicamente cautiva, fascina y embelesa dentro del corsé ceñido y acotado de su no ficticia narración, no a lugar a la inventiva recreativa ni la imaginación fantasiosa sin límites, aunque, tampoco lo necesita.



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