viernes, 29 de agosto de 2014

Condenados

Es un caso real, la misteriosa desaparición de tres niños en Menphis en 1993 y la aún más extraña y dubitativa resolución del caso.
Es lo único bueno que vas a encontrar, todo lo demás es papel de humo, débil e inconsistente, que enrarece el ambiente, dificulta la respiración y confunde tu mente.
Quince primeros minutos muy prometedores que avivan tu interés y emoción, que confirman la atractiva lectura de la sinopsis y despiertan tus inquietudes y emociones por saber y prestar atención al argumento.
A partir de ahí, se desvanecen lentamente todas tus ilusiones cual espectacular cometa que cae por falta de viento y habilidad de quien maneja sus hilos y la posibilidad de poder disfrutar de un seductor relato de intriga y misterio se apagan cual fogata fallida.
El guión no está a la altura de los hechos, no han sabido sacarle partido a unos acontecimientos tan horribles y confusos, se limita simplemente a realizar un recorrido informativo soso, pobre e inerte que a pocos satisface y a nadie convence.
Tu pérdida cognitiva y desconexión sensitiva irán al compás de este torpe guión que no sabe marcar las pautas ni alimentar una incógnita ya presente de base, una ausencia de empatía por la falta de audacia en su lectura y de ingenio e inteligencia en su narración, por un director, Atom Egoyan, que se conforma con una exhibición simple y llana en formato de telediario y que desaprovecha un exquisito material magníficamente utilizado y combinado en el documental "West of Menphis"  que aporta toda la intriga, información y sabiduría que éste obvia.
Colin Firth se mueve por las escenas con su delicada elegancia cual fantasma errante que no encuentra su lugar, un apagado investigador sin chispa ni ocupación aparente que parece más bien la vecina cotilla del quinto y una Reese Witherspoon como madre afligida y esposa desconfiada que no transmite nada.
Tus dudas e incógnitas irán en aumento, no aclara nada e insinúa con dificultad y cuidado pues es un caso abierto lleno de incertidumbre y rarezas para los propios familiares e investigadores pero se ha tenido tan poca gracia y acierto, tanto desatino en su elaboración que resulta chocante tantos minutos para tanto deambular y tan poca utilidad.
Un tono neutro y reposado -nada absorbente- para hechos trágicos y devastadores, un ritmo perezoso -nada deslumbrante- y un sabor seco -nada complaciente- para un relato que no cumple con las expectativas despertadas ni roza la miel de la intriga y el misterio.
Se puede visionar sin problemas y con buena tesitura pero escaso beneficio.
No ha habido, por parte de todos los responsables involucrados, muchas competencia ni habilidad en realizar con arte y buen resultado su trabajo principal, cautivar e interesar al espectador en ello.



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