miércoles, 27 de agosto de 2014

Marius

Una alocada representación de teatro, una cariñosa y simpática historia de amor, gracia, encanto y mucho colorido para escenas aceleradas que transcurren sin pausa ni descanso, de habla incesante y movimientos apresurados, carisma e ímpetu para la narración de un drama romántico de grandes ilusiones y anhelos, sacrificios loables y sueños imparables.
Afecto en los personajes, adorable presentación, seductora fotografía, diálogos de suave diversión, dulce aura poética de fantasía e imaginación que te transporta a un cautivador barrio pesquero de gente risueña y dicharrachera, de ambiente cariñoso y familiar que conforman un cuento cautivador, fábula tierna, dulce y grata que ofrece sencilla distracción y entretenimiento ocasional en un entorno meticuloso, cuidado con esmero y delicadeza, honesta y loable representación de la obra de Marcel Pagnol que ameniza sin grandes esfuerzos, entretiene con placer y agrada con espléndida facilidad.
Visión cómoda y alegre, funcional acople de las tablas y escenografías del teatro a la gran pantalla, estima para un relato cordial, de pasiones y energía en sus vivencias diarias, aplaudida rendición a las formas, el escenario, las actuaciones, la ambientación, el salero y arte para un querido soñador que se debate entre su deseo incondicional por el mar, obsesiva perturbación y su loco amor por Fanny, su gran romance, dilema dramático exhibido con soltura, acierto y devoción, fervor delicioso que se vive y aprecia con exquisitez y dulzura.
Saborea la magia del teatro trasladado al Séptimo Arte, disfruta de un recreo breve pero intenso, fresca, ágil y jovial parada que desprende fascinación, deslumbre y atractivo, tentempié ligero que complace sin saturar y gusta sin mayores contratiempos, ideal para descansar la mente y cultivar el alma. 



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