lunes, 25 de agosto de 2014

Transformer: la era de la extinción

"¿Qué clase de hombre traiciona su sangre por metal alienígena?"
¿Que clase de genio traiciona sus sueños por dinero, qué clase de inventor permite destruir su creación, deformarla y abusar de ella para transformarla en revoltijo comercial del montón que ha perdido su originalidad, impacto y emoción?
¿Te acuerdas del primer Transformers, de la visión virginal que tanto disfrutaste, de la genuina semilla que revolucionó y asombró a partes iguales, el elemento sorpresa que te cautivó?
¿Distingues unas de otras, encuentras diferencia en la trama que nos cuentan una y otra vez?
Vale, sí, es entretenida, visualmente espectacular, mucho ruido atronador, peleas y transformaciones geniales donde Michael Bay mantiene el nivel etc, etc, etc..., pero el castillo de fuegos artificiales, explosiones y acción, ¿no es cansino?, ¿no te aburre hasta la saciedad?
Porque blockbusters hay a montones, películas de esparcimiento ligero y diversión gratuita hay para dar y vender pero si creas algo, registras tu idea, le das un nombre y la difundes has creado un sello con personalidad propia y estética exclusiva, un patrimonio ha heredar por tus fans y a cuidar por sus responsables entonces..., ¿qué demonios haces? pues, ¿ no existe una compromiso, obligación para con el nombre que representas?
Me encantan los muffins y los cupcakes, los devoro por su singularidad y marca personal pero si éstos no se distinguen de cualquier otra magdalena de chocolate -o de lo que sea-, ¿de qué me sirve?, si su sabor, textura y presencia no son únicos, inimitables y de recuerdo duradero e inolvidable, ¿para qué los quiero?
Que vas a pasar un buen rato y a divertirte es posible, también es posible que otros se diviertan y pasen un buen rato viendo Sálvame, por tanto, que su contenido sea válido, que apruebe su argumento y no aburra su larga duración..., ya no es tan posible.
Michael Bay vuelve con Transformers por cuarta vez buscando un mero aprobado que ni siquiera merece y a la espera temerosa de ¡qué nota otorgar a la quinta que vendrá!
El triste dilema es que aquí nadie gana excepto Don Dinero, lo cual ya cansa.



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