domingo, 12 de octubre de 2014

Amarás al prójimo

"Todos tenemos en nuestro interior un punto de la nada, un punto sólo nuestro desde donde el Señor empieza su labor de conocernos, el punto de Dios"
La iglesia y la homosexualidad, los deseos irrefrenables del cuerpo frente a la ardua y fatigosa voluntad del alma que se resiste, sentimientos contra razón, vida pública contra ardor interior, es el tema que aborda este flme polaco que simplemente pretende mostrar el dificultoso día a día de quien se enfrenta a ello, sin avanzar ni evolucionar ni pretender llegar a conclusión alguna, ni juzgar moralmente ni abrir debate ético.
Historia para ser observada a través del lenguaje de los cuerpos, de las miradas silenciosas, de los gestos íntimos y sutiles, para ser captada a través de la distancia solitaria que supone esa lucha constante y devoradora que asfixia la respiración y carcome los sentidos, que anula tu ser intentando construir otro más acorde, para ser escuchada a través de lo no dicho e interpretada subjetivamente con la aportación de cada uno en un ambiente de realidad hostil juvenil y dureza afectiva al que se intenta sobrevivir pero que supone una tentación demasiado fuerte que debilita un espíritu cada vez más débil y agónico, el grito desesperado y amargo de su natural y despreciada alma que intenta acallar e inúltimente borrar a su propio yo.
"No soy un pederasta, soy un maricón" desahogo furtivo y humillante de un ser que explota y no puede más, cuyo disfraz público ante la comunidad social no basta para reprimir sus impulsos ni calmar a sus reprimidos instintos, un ver-interpretar-concluir propios que tiene la habilidad de no permitir tu desconexión del relato, de hacer trabajar a tu pensamiento a la par que ofrece una visión tediosa y pesada, de efecto dormido pues no va a ningún lugar ni punto concreto, no se posiciona ni profundiza ni crea escándalo, se trata de la simple incómoda grandeza de seguir a un representante del Señor, involucrado activamente en los problemas del pueblo, que controla su ansiedad con baños fríos y veloces carreras de fustigada inutilidad en su angustiosa rutina al no existir compenetración ni entendimiento entre él y el hombre que intenta ocultar.
Una exposición argumental fría, acallada y muy lograda, de gélida y tirante veracidad donde la importancia del guión y sus diálogos queda relegado a un segundo lugar pues narra sin contar, muestra sin ofender, ofrece sin mojarse, exhibe sin elegir, se expresa sin palabras ni necesidad de letra pues es el lenguaje corporal, los grandes suspiros, sus eternas respiraciones, la gris fotografía, el áspero ambiente, la impotencia no entendida, la verdad no pronunciada, carne llamando a las puertas de una mente que no quiere contestar y prefiere obviar a sus ruegos e intentar continuar con su encomiable proyecto donde no se cuenta para nada con ella, tormentoso caminar de quien pretende separar el cuerpo del alma, la razón de los sentidos..., muestra exquisita de la nula necesidad de usar sentencias y términos innecesarios, palabras sobrantes o de escuchar más de lo debido la vivacidad de una voz que aquí habla con sus profundos silencios.
Justamente su espléndido don resulta ser su mayor losa pues puede ser suficiente observar pasar los minutos y no llegar a destino concluido alguno o puede ser pobre, estéril y débil tan escaso ofrecimiento, su neutralidad puede cansar y llegar al hastío pues apenas motiva ni provoca un dilema propio sobre lo propuesto o relajar y permitir la mirada serena y ligera de equidad sin sentencia ni juicio previo, simplemente pinta un cuadro de la realidad de nuestro furtivo protagonista para que cada uno lo aprecie desde su perspectiva, lógica y serenidad, desde quedarse minutos degustando sus formas, su laborioso trabajo, la delicadeza de lo nunca expresado, la amargura de su incógnita escondida, la duda de un pecado que no se siente como tal o, sólo cabe un instante para ser ojeado y sobra pues no remueve conciencias ni consigue alentar intenso deseo de acompañamiento.
Magnífica, certera y espeluznante imagen final, tétrica e inquietante escena de conformismo, socialización y aceptación retributiva por lo mucho que dice, insinúa y otorga en apenas unos segundos, el misterio conocido a voces de la pureza manchada, de la honestidad mal entendida, del camino y sus desvíos mal encauzados.
"Amarás al prójimo" literalmente "en el nombre de..." tu dios y tuyo mismo, palabra del Señor.



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