sábado, 1 de noviembre de 2014

Blue Ruin

"Te perdonaría si estuvieras loco pero no, eres débil"
Sublime obra de arte de mucha locura atormentada, frenesí turbio y ninguna debilidad a simple vista, suspense-intriga-emoción que revuelve tu estómago, altera tus instintos, no deja descansar a tu alma y te mantiene pegada a la pantalla sin respirar ni parpadear para observar el siguiente destartalado paso de una sucesión de acontecimientos que, a gas continuo y sin descanso, van en ascenso hasta un inevitable y fulminante final.
Los hermanos Coen perfectamente podrían haber firmado este relato macabro e inquietante de como un acto instintivo de respuesta drástica ante un hecho inesperado en un hombre olvidado de la vida y anulado en su propia ínfima existencia provoca una reacción faltal de venganza, odio, rabia y de consecuecias siniestras e imparables donde la frase "la violencia genera violencia" de la que también vivió Clint Eastwood en "Torino" es plasmada con exquisitez ingenua, modestia sublime, magnífica lentitud y una torpeza hábil que no sabes si es inteligencia o suerte del novato que actua por imprevisto según van sucediendo los hechos.
Un personaje aturdido y sonámbulo ante la vida que tiene lugar a su alrededor, que despierta súbitamente ante una notica que le provoca miedo, ardor, subversión y agonía dolorosa, que se ciega ante su respuesta y que no piensa ni razona en su actuar, escaso diálogo innecesario para un observar atento de mirada penetrante, caótico andar de escaso descanso ante la sucesión de fuego y muerte en una ópera prima solemne y magnífica donde nada resulta ser lo que parecía y cuya destrucción y perjuicio generado ya no tiene freno ni stop.  
Un fascinante y narcótico personaje interpretado con cautiverio emocional, sensibilidad palpable y gran arte por Macon Blair en un guión excepcional por su ignorancia de comienzo, por su tropiezo de acción, por el silencio de su mal perverso, por la brutalidad de su tiro mortal, por un andar no planificado que deja una estela de sangre, estupor e impacto donde la información ofrecida a cuentagotas denota una ironía y suculenta mordacidad que es punto álgido que corona tan terrorífico suceder y redondea un resultado de explosión artística y sentido visual impactante dentro de su demoníaco, agudo, soberbio y perspicaz planteamiento de como "..., del amor de dos personas acaban dos familias muertas".
Intensa en su guerra, perturbadora en su paz, horrible en su calma, ahogada en su rutina, apasionante en su credibilidad, sensual en su interior mezquino, Jeremy Saulnier completa un trabajo soberbio en su dirección, guión y fotografía de negrura perpleja y caminar asfixiante que combina de forma magistral la velocidad y firmeza de su disparo ejecutor con el escalofrío, temor y duda que le preceden, un tiovivo de crueldad y desespero destino el infierno-parada en el cementerio-dispositivo de acción la-justicia-tomada-de-la-mano para rendir unas cuentas erróneamente calculadas, equivocación de daño atroz y estela vomitiva que alienta todo el espíritu opaco de un relato de eficacia vivida y amargura sentida que remata con contundencia la fatalidad de ese paso dado, desahogo inercial de peligro inminente y espanto estético con un atractivo placer atragantado de vigilia expectante que seduce, gusta y horroriza por igual y que se desplaza con soltura ignorante, memez aguda y aprisionamiento eficaz.
Disfruta de su origen, de su ser, de su por qué, de su andadura, de su resolución, un flamante espectáculo de acumulación de cadáveres que alientan la perversidad, siente-agoniza-sufre al igual que el involuntario asesino sin recompensa que se mueve cual perdido incauto en el laberinto del pánico y la muerte.
"Mira, apunta, no pienses y !dispara!"
Posdata: si necesitas una buena película que reviva tu creencia en el cine independiente de autor, es ésta.



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