domingo, 7 de diciembre de 2014

Elsa y Fred

¡Cuánto te echo de menos, Elsa y Fred del 2005, porque tu versión americana tiene tan poco encanto, chispa y sabiduría que no sirve ni cómo guarnición de segundo plato!
Para quien no hay visto esa joya argentina, lo siento por haber accedido a ésta sin el placer de visionar antes la verdadera versión original que le da vida y que le da tantas vueltas, vueltas y vueltas que, la única sobresaliente ventaja de ésta es contar con un presupuesto desorbitado, sea el que sea, dado el desperdicio que han realizado con tan malgastado dinero y tan pobre, insulto e insustancial guión. 
Para quienes hemos tenido la oportunidad de ver a los únicos e irrepetibles Fred Astaire español, un añorado, magnífico, tierno, carismático y entrañable Manuel Alexander, del que Chistopher Plummer tiene mucho que aprender y, una China Zorrilla como Ginger Roger que deslumbra simpatía, coqueteo, frescura y descaro con su sola presencia y sonrisa y a quien, una admirada -sin duda alguna-, de gran carrera profesional -no se cuestiona-, y mucho talento -probado sobredamente- Shirley Maclaine, no le hace sombra, se mire por donde se mire, al menos en cuanto a la comparación de relatos.
Y a lo mejor ese es mi fallo, no poder olvidar el constante recuerdo de su gustoso sabor mientras aún tengo en el paladar el desaborido, soso de ésta pero, es prácticamente imposible negar que no hay originalidad, salsa o atracción en Elsa y Fred del 2014 que no proceda, rememore o tienda a añorar a esa estupenda, fantástica, deslumbrante y de máxima energía y vibración sentida con emoción, sentimiento y gran pureza de pasión espontánea comedia dramática de un Marcos Carnevale que debe estar riendo viendo el fatal uso direccional que ha logrado Michael Radford con esta nueva, no mejor, ni por los siglos de los siglos, entrega de la que sigue siendo única, irrepetible e incomparable, visto lo visto.
Según se dice, la hierba en el campo del vecino siempre es más verde que en la propia, que la piruleta de tu hermana siempre es mejor que la tuya y que la empleada le ha dado el mejor pastel a la de delante pues, quédate con tu preciosa tierra de acento y carácter indiscutible, disfruta de tu sublime golosina de efervescencia pica-pica grandiosa y come lenta y dulcemente tu tarta de manzana porque hay delito, por desgracia sin castigo ni culpa por nadie reconocida aunque, culpables para castigar los hay y, no voy a  caer en la condescendencia de perdonar, aprobar o aplaudir lo que está tan lejos, aturado y fuera del alcance de quien le dio vida para su creación y nacimiento.
Por favor, téngase en cuenta, como ley no escrita, evitar el tiempo de realizar versiones que no mejoren o igualen al original, por respeto a los anteriores, al público y al personal posible de la nueva remesa, ¡todos saldremos ganando!



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