martes, 16 de diciembre de 2014

I feel good

¡¡¡James Brown!!! 
Da igual que género de música sea de tu agrado, que tipo de baile te haga suspirar y mover tus pies con emoción frenética, que canciones te hagan soñar y cantar hasta quedar afónico, incluso no importa que no seas un individuo de apetencia musical, de devoción por esa tendencia bella de arte en movimiento y que tus oídos no sepan apreciar la locura encantadora de sentir el ritmo de las notas musicales en divina sintonía exquisita, todo ello queda aparcado pues la simple pronunciación de dicho nombre ya denota un lugar en el olimpo de los dioses donde sólo los elegidos, exclusivos y de portentoso talento en su especialidad llegan a coronar, en eso, hay unaminidad incuestionable de todos los presentes, pasados conocedores y futuros afortunados.
Por tanto, el placer y curiosidad de este filme es comprobar la, ya te adelanto, magnífica, impresionante, cautivadora, sensacional y fascinante interpretación de un espléndido Chadwick Boseman que da vida, alma y pasión con sublime deleite y sobrecogedora emoción al indiscutible padrino del soul con una veracidad, júbilo y un talentoso efecto que asombra, eclipsa y enmudece y, por otro lado, descubrir las penurias y alegrías, dramas y aciertos, escaseces y desmadres de una figura carismática que vivió y probó un poco de todo pero nunca, nunca pasó desapercibido y si, para redondear, eres amante de esta música y fan incondicional del músico protagonista de dicha relatada aventura, entonces, ¡tu mismo!, campo abierto a tu disfrute inolvidable.
"James Brown no necesita a nadie..., James Brown siempre hizo lo que le convino..., James Brown cambió las cosas..., James Brown nació muerto, luego respire..., James Brown nunca cae..., yo cuidé de James Brown, nadie más me ayudó..., James Brown no necesita nada, James Brown no necesita a nadie..."
Sigues la narración, aceptas la historia, te impresionan los hechos, sufres por el niño, aprecias al adolescente, desprecias al adulto violento, violenta el adicto, abruma el abuso, rechazas su demonio, adoras su talento endemoniado, hiere su descontrol, impresiona su inspiración creativa, te acercas a descubrir su personalidad, conoces un poco mejor a la figura, te emocionas y escandalizas por igual, disfrutas de la música, te fascina la escenificación, te atrapa la interpretación, encuentras al hombre, se deja ver la persona, revives a la leyenda..., una vida vivida con intensidad, esfuerzo, bravura, coraje, valentía cuyo centro sustento es la magistral inteligencia del susodicho actor para plasmar el alma de este chico de pies inquietos, genio ambicioso que respiraba sintonizada tonalidad de artística ansiedad sentida por todas sus venas y que vivía para crear y cantar, los fantásticos momentos musicales y el retrato de un hombre cuyo lema de andadura fue el de ser el mejor, el de ser el primero, el de no importar nadie y el de cuidar de ese desamparado chaval que se crió sólo, se aventuró sólo, triunfo sólo, la fastidió sólo y que, por siempre, será recordado como el único, mítico e irrepetible padrino del soul; sólo el, él sólo. 
"Pagué el precio para ser el mejor" y lo fue, y ese precio fue estar sólo.



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