jueves, 18 de diciembre de 2014

Libertador

Cuando uno hace una película histórica sobre hechos reales que son parte de una revolución, ¿cómo saber desde dónde empezar la narración del protagonista?,cómo saber qué hechos contar, qué hazañas destacar y cuáles descartar sobre la vida y aventuras del figurante libertador?, ¿qué es importante y qué desdeñable de su vida personal?, ¿cuánta intensidad y énfasis darle al personaje humano?, ¿magnificarlo, humanizarlo, ser fiel a los datos constatados o adornar la grandeza de los eventos?
"Simón Bolivar, quien luchó en más de 100 batallas en Sudamérica contra el imperio español, recorrió a caballo más de 100000km, donde sus campañas militares cubrieron el doble del territorio de Alejandro Magno, donde su ejército nunca conquistó, libertó".
Es palpable, a simple vista, el gran esfuerzo realizado, la gran campaña emprendida, el dinero y esfuerzo invertido en una producción grandilocuente que muestra el poderío eficiente de la unión venezolana-española, una esmerada puesta en escena, espléndida fotografía de la belleza indiscutible de la tierra protagonista, magnífica escenificación, vestuario, guión acorde a la ansia de lo pretendido, un Édgar Ramirez soberbio, diestro y loable en la encarnación de tan explosivo y suculento personaje y una aplauso al resultado positivo de todos los medios técnicos empleados pero, viendo este correcto y apropiado filme de Alberto Alverlo Mendoza, sigo sin sentir la grandeza, magnitud y corpulencia de esta figura histórica, sigo sin observar su increíble portento, valor y liderazgo, sigo sin empaparme de escenas deslumbrantes que me hipnoticen, hechicen y me hagan afirmar, sin duda alguna, haber presenciado el gran evento de unos hechos que bautizaron el nombre de Bolivar como portentoso testimonio de libertad, lucha y movimiento de reivindicación, la soberanía presencial de quien es verídica historia de Venezuela.
Un filme épico que no oferta esa épica sensación consumible con deseo y euforia de acontecimientos vividos, una película de liberación de un pueblo dominado que no libera el fervor estupefacto ni encandila al espectador, un relato de pretendida gloria que no aporta gloriosidad..., ¡por mal camino vamos!
Esa condescendencia que lleva a acuñar la frase "tiene mucho mérito y valía lo realizado dentro de sus limitadas posibilidades" es ofensa que no me compensa como espectador y que ha llevado a los expertos a otorgar tan discutible notable de nota final, veredicto engañoso de lástima peyorativa indeseable para el propio responsable de la obra y todos sus participantes pues, está dentro de todas las capacidades y habilidades revivir e inmortalizar, con soberana magnificencia y esplendor, el espíritu de quien supongo, pues aquí no queda plasmado ni sentenciado con contundencia firme y letal, fue ilustre, importante y valeroso en su lucha por liberar a su amada tierra de los opresores españoles; aquí, se muestran unos hechos impactantes en su justa medida y acotada delimitación, de motivación neutra nada espectacular ni asombroso y con una neutra y calmosa visión nada halagüeña que, para nada, se acercan al mito ni al hombre ni al lider del pueblo.
Simón Bolivar, político militar de la época prerepublicana de la capitanía general de Venezuela, fundador de la gran Colombia y una de las figuras más destacadas de la emancipación americana frente al imperio español, destacada figura de la historia universal considerado el hombre de América por sus acciones e ideas que contribuyó de manera decisiva a la independencia de las actuales Colombia, Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú, Venezuela y a quien se le rinde homenaje en diversos lugares con estatuas, plazas, calles y monumentos diversos; los problemas para llevar a cabo sus planes le llevaron a afirmar, sobre si mismo, que "era el hombre de las dificultades".
¿Dónde está este gran hombre?, ¿este magnífico y sublime cabecilla?, porque el que se muestra en pantalla sólo insinúa un 20% de toda la fuerza, carisma y plantel que es de suponer tenía el presente protagonista y que, en este relato, queda relegado a personaje de paso y poco más.
Si vamos a hacer algo grande, vamos a pensar a lo grande y a no ser recatados, pobres y constreñidos por nuestras propias aspiraciones desde un principio, ser comedido no funciona en un filme revolucionario de sublevación imperialista injusta, aspira a lo máximo y puede que obtengas la mitad de lo deseado, piensa en pequeño y sólo lucirás para frases de mísera compensación del tipo "dentro de lo que puede, es una producción meritorio de empeño y valor".
¡Presenta soberbia, orgullo de trabajo realizado que no permita esa mirada benevolente y de caridad oculta de los demás!
¡Despierta, sueña y logra!



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