lunes, 12 de enero de 2015

Si vas a comer espera por Virgilio

Si vas a comer espera por Virgilio..., para que despierte tu apetito, anime tu versatilidad, enfoque tu inspiración, instruya tu creación y amenice tus horas muertas, estancadas y agónicas de esa comida que nunca empieza.
¿Qué escritor, músico, pintor, artista en general no ha deseado hablar con su musa inspiradora, sentarse a comer con su ídolo carismático, con su referencia pragmática, tener una conversación profunda sobre sus dudas, revelaciones, crisis creativas, momentos esplendorosos de invención, sueños ilusionantes, miedos paralizantes, comunicación apasionante, devoradora, inquisidora de reproche por la ausencia de un atrevimiento por ser, de reprimenda por un conformismo de simple estar, por la desgracia de no saber decir un inteligente no, por la banalidad de expresar siempre un adecuado si, por el orgullo no encontrado de destacar su persona, por la desvergüenza de dejarse arrastrar por una mediocre posición sin peligro ni riesgo, por un querer existencial que se queda en bonito intento perdido donde tu autor favorito e idolatrado, referencia de senda, pausa y andadura se aburre de tanta verborrea figurativa que no pretende servir comida consistente y abandona una invitación a una figurante mesa que vive de aire pretencioso y de todas sus altruistas posibilidades pero no llega a degustar su pretendida exquisitez de manjar delicioso y comensal único sentado a nuestra consideración y petición privilegiada?
En esta ocasión, el invitado elegido es Virgilio Piñera, escritor cubano de poesía, novela, teatro y cuentos, de personalidad marcada e ideología nunca oculta que guardaba poemas en el refrigerador y que sirve de conversador incansable, narrador exquisito y profesor martirizante a un joven prometedor, aún con todo el camino por recorrer, admirador de su obra y que necesita de su apasionante compañía, palabras sabias y firmeza presencial para alimentar su espíritu, rellenar su esencia y mantener vivo un corazón que se muere por explosionar, arder y sacar todo su penetrante ebullición artística sin miedo ni contemplaciones.
Sencilla y austera, simple y eficaz, agudizar el oído y apaciguar la vista para endulzar el ambiente literario de las modestas y juzgantes tablas de un teatro, más una testimonial mesa decorada con un aún no-mancillado mantel de puro blanco, dos sillas, ecos de sonido ambiental de fondo y, un tercer asiento para esa temerosa censura que merodea con látigo y castigo por doquier cual beso de Judas delatador para quien ose alzar la voz o escribir una palabra más de lo permitido, ajustarse a lo dicho o arriesgarse a ser decapitado junto a tu propia obra y el silencio de tus peligrosas y, nunca perdidas ni apagadas ideas, afán y pensamientos.
Una larga conversación de 75 minutos, dividida en esquivos actos teatrales apenas variantes que dan cabida para la explayación del artista consagrado y la revelación del que está por llegar, un tenaz diálogo al que cuesta entrar, seguir y encontrar su fondo pues requiere de tu persona paciencia, atención y espera, cualidades casi olvidadas por el público debido a la rapidez, ligereza y precipitación con que se oferta/demanda/consume el cine actual.
Obvio queda que es película para público específico, espectador amante de la voz escuchada, del sonido embellecedor del vocablo dicho, del sentimiento en prosa, del crucigrama versado de sinceridad torrencial expresado con sinfonía preciosa de subterfugios, metáforas, símiles y toda la capacidad dialéctica de quien ama las letras, adora la conversación, respira recitando y suspira por una cotidianeidad que transforma en originalidad gracias a su lectura inspiradora de la misma.
Buena seducción de Iván García como poeta no confeso y absoluto protagonista, interesante el formato elegido para plasmar la obra, de mejor venta y aceptación en tierra cubana que fuera de sus hermosos límites, de fácil transferencia a musa particular intransferible, una opción diferente al que le falta un pizca de apetencia comunicativa cautivadora. curiosa de ver donde "nadie habla como escribe" excepto el presente escritor homenajeado.



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