martes, 3 de marzo de 2015

Before I disappear

Cuando se abren las opciones, los vientos soplan de cara y tienes la posibilidad de llevar a la práctica la realidad íntegra que tu mente había ideado y soñado, concluir lo inconcluso y enmarcar el bosquejo sugerido de osada pintura pretendida con arte, maestría y don atractivo de suculento cuadro final. 
¿Has visto "Curfew"?, ¿te suena de algo?, corto escrito, dirigido y protagonizado por Shawn Christensen sobre un chico que está a punto de suicidarse y recibe una llamada de su hermana, a la que no ve desde hace tiempo, para que cuide de su hija.
¿Te resulta familiar la sinopsis?, porque la diferencia con este filme es que, aquel dura 19 minutos y este 93, que aquel recibió el Oscar al mejor cortometraje y, a su ilustre responsable, le dio el subidón, la inspiración y tuvo la oportunidad merecida -ya pensada y calculada- de alargar la historia y convertirla en una largometraje, lo cual es muy respetable y de agradecer dados los resultados pero, ¿aporta algo fresco, interesante e innovador dicha nueva cinta? o ¿es prolongar su tiempo con más de lo mismo sin mejorar la esencia de su progenitora?
Por un lado, un desahuciado suicida en potencia que ha perdido al amor de su vida y nada le importa en ésta excepto reunirse con ella, convincente y penetrante interpretación del susodicho autor de la presente obra que, prácticamente, se involucra en todo lo referente a su proyecto personal, al cuidado de su hijo al que mima con devoción y estima, más una sobrina prodigio, firme, segura y estática que no 
conoce a su tío pero que pronto establece un fuerte vínculo de unión emocional y afectiva con él cuyo puente traerá de vuelta a este amargo desganado, anoréxico en su quebrado interior, perdido sonámbulo de la noche a la apetencia por el día, por la luz  y a esa ilusión efusiva de ver amanecer, deseo de sentir la llama poderosa del sol, protagonizada por una estupenda Fatima Ptacek que ya demostró su fantástico talento en su actuación en el mencionado corto, más escenas ilusionantes y maravillosas de carácter indie, paranoias plasmadas con delicia de lentitud, armonía y surrealismo pausado de danza nostálgica que, a unos encantará venerando cada fotograma de esquizofrenia escénica y, a otros rechazará provocando su breve y temporal desapego y desconexión, más una exquisita, delicada y perfecta música de acompañamiento para tanta hermosa y apasionante desviación de una normalidad aburrida y, una obsesiva carta que este famélico de la realidad no logra acabar de escribir para despedirse en condiciones de su mísera existencia e iniciar el viaje deseado que le libre de tanta tortura sentimental y basura anímica que rodea su vida.
Drama intimista y minimalista de personalidad singular y andadura especial que narra algo común, nada novedoso, un argumento de fácil planteamiento y un resolutivo desenlace de sencilla anticipación realizado con estilo propio, imágenes sugerentes y un espectáculo de camino perspicaz y motivador por salirse de la norma habitual y elegir plasmar la tenacidad de la locura temporal y el ardiente deseo y necesidad de amor y apego con fascinante desorden, barrullo y sana impureza envidiable , fabuloso caos dramático que adora la cámara y embellece la pantalla aunque, la cuestión sigue siendo..., para los que conocen de su original hermana pequeña, ¿este largo en duración, de mismo contenido, ofrece motivación, gana y empeño más allá de rememorar lo ya visto y conocido?, ¿descubre algo nuevo y positivo a su anterior goce y placer?
Porque sí, aparecen nuevos personajes y, sin duda, mantiene la misma calidad y nivel de su predecesora pero, ¡el contenido y propósito, intención y miras ni varía, ni cambia, ni se desvía un ápice!, por tanto, ¿es suficiente?
Porque, adoro la versión que realiza Michael Bublé de "I´ve got you under my skin", es deliciosa el dueto de Bono con el artífice de dicha canción pero, también admito que Frank Sinatra, su voz y estilos son únicos e inconfundibles y que dicha melodía siempre le pertenecerá a él por sensacionales versiones que se hagan en el futuro por parte de quien ose atreverse, por consiguiente...
Todo se reduce a saborear y disfrutar de esta exquisitez extravagante de inocente melancolía perpleja para los recién llegados y, para los veteranos conocedores de este trabajo y su creador, saborear y disfrutar del remate, perfección y completitud de su ópera prima pues..., sí, vale pena, es la respuesta a tanto interrogante expuesto y..., sí, siempre que puedas, deja a las personas con las que te has cruzado por el camino mejor que cuando las has encontrado y, aquí, ese meritorio sentimiento se cumple y certifica.
Abstenerse gustosos de lo mercante, comercial y estandard.



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