viernes, 6 de marzo de 2015

Flying home

"¡No soy la clase de chico que crees que soy!; sí lo eres, eres exactamente el chico que creo que eres"..., frase apoteósica y apocalíptica que anticipa un suculento romance, exquisito manjar, ¡como ver la fantasía deliciosa, ardiente imaginación de las novelas de Nicholas Sparks o el romanticismo sin fin, efusivo y fervoroso de Danielle Steele en imágenes!
El caballero, la dama, el encuentro, las miradas, el frío negocio, el caluroso amor, el desbocado deseo, la ardiente pasión, la mentalidad racional, la pesada conciencia, el eterno conflicto negocios/afecto, la tirante relación paternal, remordimientos incesantes, la belleza del sentimiento nacido, la pureza al alcance, el deseo de cambio, la ambivalencia de la pérdida, la fatiga mental, la locura de ya no conocerse, el erróneo proceder, el mal inculcado, el bien enmendado, la alegría del abrazo, la recompensa de la mano cogida que nunca más estará sola ni vacía..., y ¡ese eterno, anhelante y deseado beso final!
De modo que empecemos la esperada historia de pasos consabidos..., guapo ejecutivo, seguro y firme de su destino, cabeza gélida/corazón escondido que llega a idílico remoto lugar, de villa encantadora, para completar un negocio que le llevará a la cima a costa del engaño, la astucia y lo que sea necesario para el éxito tan perseguido, trabajado y ansiado pero, en su camino se cruzará una bella e ingenua joven, un honesto y apreciado abuelo y gente amable y estimada, de un pueblo querido, que le harán duda de sus prioridades, de su camino y de quién es o quiere seguir siendo; el resto, simplemente, relájate, deja rodar la cinta y que todo transcurra como estaba previsto.
Dentro de su género de novela romántica es floja, débil y poco intensa, el gran versado amorío que se espera apenas se saborea, el gran dilema ético es insustancial, poco estimable, casi nada penetrante y, toda la pasión que debería desprender la historia, se queda en flujo liviano, suave y simple que roza pero casi ni se siente, levedad lamentable que se cobra el peaje de no saciar tus ansias ni cubrir tus apetencias, lo observas desfilar y narrar toda la adivinada aventura pero no da para involucrar al personal ni emocionar a la audiencia, una lástima que perdura y adolece incluso con la cumplida escena final de búsqueda, tropiezo y acercamiento.
Película para televisión, de sobremesa de domingo con ternura emotiva no muy palpable tras una estupenda comida o, relajada sesión nocturna que complete una cena apetitosa, sedosa, ligera, blanda, modosa, sin mucha tensión, profundidad ni imaginación, simple y llana demuestra poco interés por ella misma, vale como remate de un buen aperitivo de estupenda velada sólo que, asegúrate de la diversión y disfrute del tiempo previo y primero no sea que esta cinta de postre no cumpla para redondear el esparcimiento querido y previsto.
No es el manjar prometido, le falta solidez, consistencia y materia, es decir, un argumento meritorio que cubra las expectativas vendidas ya que no llega ni a empalagar por melosa y acaramelada pues ¡se dejaron el dulce y el caramelo en la tienda!, eso sí, bella y cálida fotografía.
Volando a casa, regresando al hogar..., "vuelve, a casa vuelve, (ni) ¡por Navidad!", ya que apenas le han puesto ganas, carisma o esfuerzo, ¡demasiado superficial!



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