sábado, 27 de junio de 2015

Burying the ex

Todos hemos tenido alguna antigua pareja que se resiste a aceptar que la relación ha terminado, pero lo que le ocurre a Max va un paso más allá: justo cuando empieza un romance con la encantadora Olivia, su difunta ex novia Evelyn vuelve de la tumba, dispuesta a pasar lo que le quede de “no vida” junto a él. 


Empiezas pensando ¡qué garrulada de película he escogido para esta velada! pero, sin darte cuenta ni apenas notarlo, sube en decibelios, en intensidad y en hilaridad desmadrada.
Porque, simplemente es eso, no pretende más, una historia divertida de una ex zombie que vuelve para atormentar a su, supuesto, aún novio que le prometió amor eterno y a la que parece imposible matar, desproporción que va en aumento al igual que su desfachatez, excentricidad y cachondeo. 
"Everybody love somebody sometime...", que aquí se convierte en condena de muerte perpetua, pena afligida por prometer lo que no es seguro se quiera cumplir; buena muestra de un tipo de cine de los 80, simple, sin florituras ni complicaciones que va directo a la juerga, la fanfarria y la chiquillada frikie de comer medio hermanos y ¡quedarse con hambre de más!
Anton Yelchin, como buen chico atrapado en la pesadilla de no saber cómo romper con su neurótica novia, a quien el destino le hace un favor deshaciéndose de ella y donde el infierno se presenta en forma de ex muerta viviente que quiere compañía eterna, para siempre y, así no volver a estar sola nunca, de nuevo, ¡jamás!
Revoltijo de maquillaje para fotogramas medidos en su caricatura, que cumple con destreza y habilidad la exposición del circo teatral que se espera sin pasar el límite de esa locura que, hasta el momento, era divertida y graciosa, si va más allá, pierde su encanto por exceso, ocurrencia de provocar y perder el norte para hacer reír de cuando en cuando, básica y efectiva.
Historia para la noche de Halloween, alrededor de la hoguera, rodeado de amigos, en silencio, para averiguar quién es el primer que grita, quién se lleva el susto más grande, quién sonríe a escondidas para que no se le vea pues sabe que todo esto es una tontería y quién está pasando un buen rato a pesar de las burradas descritas.
Un día pesado, dolor de cabeza, sin apenas ganas de cenar, tampoco de dormir, ideal para velada superficial, sin importancia /mucho menos recordatorio de la misma, que fluye ligera, sin esfuerzo y con más comicidad de lo previsto, de apenas ningún voto en sus inicios va consiguiendo merecidos apoyos para su candidatura como aceptable pasatiempo de diversión y entrega válidos, historia de terror cómico que ofrece pinceladas breves de ambos géneros que, en unión, supone una grata gamberrada que entretiene, permite relajarse y distraer tu tiempo muerto ¡nunca mejor dicho!
Dinámica, de buen ritmo, su argumento es una tontería, su guión memez que le sigue a su nivel, escenificación sencilla de añoranza por un tipo de método y gusto, todo con encanto, superficial y sin pretensión; confiesa impunemente que, aunque no es tu porte no estilo, te has divertido sanamente ante tanta bobada que, no siendo la reina del baile ni teniendo invitación para el mismo, se gana un merecido hueco en la categoría de distensión propicia para pasar el rato, vaciar la mente y no pensar demasiado.
Mírala, echa alguna carcajada y ¡pasa página!