miércoles, 3 de junio de 2015

No nos moverán

Nona y Jamie son dos madres muy luchadoras que están dispuestas a pasar a la acción hacer todo lo necesario para renovar la escuela pública de una zona marginal de Pennsylvania en la que sus hijos reciben clase. Para conseguirlo, tendrán que unir sus fuerzas. Inspirada en hechos reales y en la crisis de la educación pública en Estados Unidos. 


Una madre coraje, una profesora vocacional, una niña con dislexia y mucho idealismo basado en hechos reales -que siempre ayuda para su credibilidad- que sigue el camino esperado, marcada dirección hacia el triunfo, la creación de una escuela alternativa a la otorgada por la institución donde los niños puedan conseguir una verdadera educación de provecho que les permita avanzar y formarse como personas válidas para su futuro y el de la sociedad, superar uno a uno los duros obstáculos de una burocracia que hace lo posible para que nadie se levante, proteste y rompa un sistema diseñado para ser tratados todos como iguales, aunque ello suponga perder por el camino todo aquel que se salga y no pertenezca a tal homogeneidad, identidad con nombre propia de almas dormidas que se desvanecen, que acuden a diario a clase para ser vegetales autistas que no participan, ni aprenden, ni son tenidos en cuenta en la rueda del sistema, excepto para rellenar un asiento que el sindicato necesita para mantener la estabilidad de su programa y que toda la estructura no se derrumbe por la ilusión y utopía de unos profesores que quieren enseñar sin trabas, con libertad y obteniendo satisfacción personal de su trabajo, fruto que recojan las generaciones que mañana conducirán y conformarán nuestros pueblos y ciudades.
Formato de DVD, de filme recatado para sobremesa de domingo que narra los acontecimientos con sencillez, armonía y levedad, optando por vía segura y estable para evitar las complicaciones inoportunas, demanda poco a su audiencia, sólo que esté atenta, siga la historia, sonría con ellos y enternezca medianamente, hazaña colectiva de David contra Goliat donde todos sabemos quién vence, qué gana y a dónde va, discurso educativa de calado sensible que muestra la valentía, osadía y optimismo de quien se esfuerza por perseguir lo que desea, lucha con todas sus fuerzas y obtiene los beneficios de su empeño.
Tensión mínima de poca incertidumbre para un relato que no profundiza ni excava como debe en el dolor, el enfado, las trabas y el ánimo de derribar puertas y puertas con los ínfimos recursos, angustia que no deslumbra, alegría que no seduce, ruta plana y lisa con los elementos acordes pero sin que ninguno sobresalga un ápice, excesiva normalidad para quien pelea por aquellos que se salen de la media, del rodado bucle que no quiere parar por unos cuantos retardados, inapropiada rutina escénica cuando el argumento habla de aquellos que no son tenidos en cuenta, considerados, que van a ritmo distinto.
Escasa valoración si buscas entretenimiento sólido/válida si deseas esparcimiento ligero, actuaciones correctas de caras conocidas para una pequeña batalla que pretende obtener grandes frutos sólo que no motiva ni estimula en demasía, interesa lo justo y da para bocadillo de merienda, nunca para apetitosa y suculenta cena.
Distracción débil e intermitente, que va y viene según momentos más acertados/otros menos favorecidos y flojos, que no pretende ir de fiesta lujosa ni vestirse de gala, modestia de narrar sin rodeos, ni astucia ni perspicacia lo querido para que se observe la pantalla, lea el mensaje y se olvide rápidamente pues no vibra con intensidad su corazón ni cala hondo su espíritu vagabundo, neutralidad que va bien para no involucrarse en exceso y dejar pasar el tiempo pero, horrible si buscabas afinidad afectiva, fondo reflexivo, profundidad anímica, confianza argumental y seguridad direccional que te introdujeran de forma sabia e inteligente en el núcleo del relato, su esencia camina por nubes vaporosas que se intuyen pero no permiten que se las atrape o coja.
Ese "No nos moverán" tenía más carisma, potencia y empeño en el barco de Chanquete, era más querido y sentido por ese grupo de chavales de veraneo que 
por estas dos heroínas que construyen su propio lugar de ensueño y, dejando la enigmática -por no utilizar otra palabras más adecuada y ofensiva- traducción del título original "Won't back down" a un español donde parece se quiera jugar al juego de las adivinanzas para descubrir qué sentido o norma utilizan paa decidirse a renombrar el filme de turno -no es la primera vez, ni será la última, que se observa tal mejunje-, aquí nos quedamos con un conjunto de padres y maestros que se olvidan una vez oscurece la pantalla aunque, tampoco se puede afirmar hagan mal su trabajo; hacen lo que pueden con un guión de exigua exigencia, que se conforma con aparecer sin dejar rastro, que aporta caricias/no un gran abrazo, que crea estima y afecto/no pasión, ni devoción, ni encanto.
Se deja ver, deja las neuronas en paz y libres, espaciosas sin marear ni entusiasmar y ¡a preparar la cena que hay que continuar!, su punto bueno es que no interrumpe ni paraliza, ni siquiera eclipsa levemente mientras está en marcha, suave, tenue, correcta, ni inspira ni despeina, sin empuje ni fuerza..., sólo aprueba.