lunes, 6 de julio de 2015

Cuestión de actitud

Tras la muerte de su madre, Dany y su hermano Odysseas, de 16 y 18 años, emprenden la ruta de Atenas a Tesalónica para buscar a su padre, un hombre griego que nunca han visto. Albaneses por parte de madre, los chicos son extranjeros en su propio país y esperan que su padre los reconozca para obtener la nacionalidad griega. Además, Dany y Ody se hicieron la promesa de participar en un concurso de canto popular que podría cambiar su vida. Este viaje pondrá a prueba la fuerza del vínculo que los une, su lado infantil y el gusto por las canciones italianas.


"¡Oh Danny, tú y tu imaginación!"..., y ésta es lo que más destaca, su insignia, porte y membrete, esa mezcla loca, atropellada y surrealista de fantasía y realidad, dolor y alegría, drama y comedia con el que conviven, al tiempo unísono, esta extrovertida pareja de hermanos que a pesar de los golpes, las circunstancias y el desorden recibidos exhiben un presente espontáneo, suelto, revuelto pero animado, con esa inaudita y destartalada ruta desconocida en todo momento en la cual irán alla donde su convicción, pasos y determinación les lleve aunque, eso sí, siempre juntos y unidos. 
Película divergente, peculiar y extraña que trata varios temas sensibles y peliagudos con tranquilidad e insignificancia, como quien no quiere la cosa, como son la asfixiante pobreza, la desestructura familiar, la inventida como grito de soledad, el llanto desesperado de ayuda urgente, la fidelidad de la hermandad, la valentía de la homosexualidad, la incertidumbre del extranjero..., todo ello con un ritmo activo, alegre y fresco, nimiedad muy apetecible donde, sin llanto ni apenas esfuerzo, te dejas envolver por la acogida desgracia que rodea constantemente a nuestros felices errantes, pequeña unidad familiar firme, divertida, abierta que encara sus minutos y tiempo por delante con un delicioso caos y descaro que seduce en su alterada serenidad y olvidada moderación, en un golpe te deja perplejo y trastoca toda tu lógica y aptitud sensata.
"Somos extranjeros en todas partes, pero en todas partes tenemos un hogar", porque éste está donde vayas, donde tus pasos deciden ir o elijan vivir, no lo define tu lugar de nacimiento ni la patria que te vio nacer; y estos medio albaneses/aspirantes a legales griegos, tienen resolución, vitalidad y energía en abundancia, Panos H. Koutras consigue una chispeante pareja protagonista que encandila, 
sorprende e invita, inesperadamente, a su sana y divertida compañía a pesar del barullo de rompecabezas, la desfachatez no-planificada y el lío montado a cada fotograma, por no hablar de su excesiva duración, pues es "cuestión de actitud" y de esto, el relato y sus personajes van de sobra; desorganización, confusión, insensatez, disparate en el bombo de la tómbola donde, da igual si toca o no toca, siempre irán cogidos de la mano, con esa seguro abrazo y apoyo del hermano que nunca falla.
Necesidad imperiosa de dulce, azúcar y golosinas para cubrir la amargura, acidez y sequedad de una infancia dura a la que sobrevivir, emergente y audaz como ella sola sabe salir adelante, lo único que cabe es hacerse colega de este atrevido investigador de realidades y seres humanos, con pariente sanguineo aspirante a ganador de "La voz", "Tú sí que sabes" o lo que se tercie, que decora con creatividad y clarividencia suprema todo lo que le rodea para hacer borrado urgente cuando se ve acorralado y pasar a nueva meta.
Dispar en su combinación, es su estimulante acoplado antagonismo el que te mantiene expectante al próximo movimiento, con ese vívido compás de escenografía deliciosa donde disfrutar de la magnífica "La bámbola" de Patty Pravo, una bailable coreografía que levanta el ánimo, alimenta el oído y revitaliza el corazón para una pegadiza y reconocible letra..., "tu me fai girar, tu me fai girar como fossi una bambola, poi mi butti giù, poi mi butti giù como fossi una bambola, nonti accorgi quando sono triste e stanca tu solo pensi per te" a la que sólo cabe escuchar, saborear y observar con fervor y placer.
Xenia, amabalidad en griego, no es el mejor adjetivo para definirla, mix de jovialidad, osadía, velocidad y valor no tiene nada establecido, ni definido, ni preparado sólo cargar la mochila con lo básico y lanzarse a la aventura de vivir la vida y no esperar a verlas venir.
Sin sentenciar con contundencia que te ha gustado completamente, tampoco apoyarás con firmeza su contrario, reflexión que te aturde al no poder apoyar ninguna candidatura, por momentos te agrada su travesía, por instantes enormes pierde su cordura y prudencia y tú, simplemente, a contemplar, digerir y tomar conforme llega el próximo disparate o sensatez, según se trate.
Complicado valorar la velada, su presentada recepción y curiosa comida cuando ésta está formada por ingredientes tan opuestos, diferentes y similiares a la vez,  interesante por su artística vena, por su desastroso caminar y aprecio singular el cual se ganan por igual en su calamidad y simpatía, en su desproporción y desafío del peligro, infortunio afrontado con coraje, invención y suerte, mezcla irreverente que forma un espectáculo ameno y entretenido en su mayor parte, la otra, gracias a su gracia y salero, se disimula con esmero.
Sencillamente acepta el revuelto de todo un poco que, en el fondo, ha resultado ser una cóctel explosivo, contundente y eficaz al mantener, al espectador, atento a la pantalla con su vivaz y despierta representación de un modesto relato común; no analices en profundidad, ni desmenuces en detalle, ni pienses con exasperación prolongada, está bien pasar un grato y ligero buen rato, simplemente ¡hazlo!