sábado, 25 de julio de 2015

Quiero ser fiel

Un escritor es contratado para escribir un libro que debe descubrir la razón por la que los hombres son infieles. Es así que se envuelve en el lío de encontrar la causa. Muy a su pesar, para lograrlo, tendrá que exponerse a situaciones para vivir la infidelidad en carne propia poniendo en riesgo su matrimonio.


Cenicienta encuentra a su príncipe, sólo que este es un poco mujeriego..., ¡habrá que tener paciencia!
Comienzo en el ocaso del error, vista atrás para narrar cómo se llega a tal estropicio, situación límite ya influenciada por herencia paterna, mirada que se remonta a esa niñez donde se descubre el deseo y placer por las mujeres, que llega a edad adulta sin cambios aparentes, rodeado del pertinente grupo lelo de amigos hasta la llegada de esa princesa, bella, elegante y sublime que cambiará sus convicciones, moral y estado civil encontrando la felicidad eterna en la fidelidad por esa mujer que le ofrece amor verdadero ¡del bueno!, como recuerda un anuncio de chocolate.
Sólo que por amor a su profesión ¡pobrecito!, hay que investigar, pringarse, aunque no se quiera, adrentarse en el submundo del que trata la novela, sin escrúpulos y con gran fuerza de voluntad ¡adelante, bravo comandante!, en esta ocasión, como tema central, el paupérrimo y longevo ¿por qué los hombres son infieles? y ¿cómo escribir de algo que se desconoce?, ¿cómo informar de la atracción de un sabor si no es tastándolo, en primera persona, para así ayudar a miles de almas en pena que no valoran a quien en el hogar les espera?
A partir de ahí, Joe Menendez, ya tiene elaborado su básico argumento que se redondea con un guión plano, de recorrido plausible e insuficiente y textos de diálogos sin mucho trabajo ni dedicación; joyas estándar como "la infidelidad es la estabilidad del matrimonio", "la infidelidad se produce por falta de atención e interés", "el matrimonio mantiene su atractivo cuando el hombre está rodeado de mujeres 
que le adoran y consideran un genio"..., para rematar con sentencia final "somos infieles por no apreciar lo que tenemos y creer que nos estamos perdiendo algo mejor" que denota lamento, rectificación y propósito de enmienda pues el cuento no puede acabar con el príncipe destronado por tonto, ciego y un poco suelto de manos, por no entrar en más detalles que es película romántica para todos los públicos, especialmente dirigida para conformistas de escenas prototipo de telenovelas, de recorrido simple y vacilón que reclaman poco pues no se encumbra hasta la cima -ni se acerca- en su teledirigido maratón serial, ideal para todo aquel que busque ligereza, brevedad y mucha superficialidad en general.
No seamos ingenuos, no engaña, ni vas a ser defraudado si la eliges, el tráiler y su sinopsis ya deja claro el nivel al que juega, la calidad de lo explayado y por dónde van los tiros, endulzamiento que no llega a empalagar, cursilería que no alcanza para atraganto amargo ni dulce pues, para muestra un botón y para tentación una golosina; no da para mucho, ni lo pretende, acople para sobremesa de comida o cena rápida entre semana donde ver algo, en lugar del telediario, mientras se degusta el placer de sentarse a comer.
No le dediques más tiempo de ese tenue espacio, sabe dónde va, tu también, apenas llega con decencia o algo más que no sea elemental andadura de patrón consabido, matrimonio espectador/personajes de nula consistencia, vive de la imagen, de estereotipos y de una ensoñación que no da para volar muy alto ni viajar lejos, producción dominicana de dirección cómoda e interpretaciones limitadas, al uso de lo que salga, para ver sin observar, despiste temporal de la razón que puede relajarse y descansar del pensamiento, sin contratiempo ni nulidad de ser sorprendida en horas bajas de vagabundeo.
Entretenimiento llano, barato y sin esmero que permite dejar la conciencia tranquila, en reposo, hay escritos que son de paso y cintas de relleno para tiempo de ocio perdido sin mayor importancia, que "quiero ser fiel", pues muy bien, como si quieres lo contrario, pasotismo que ni incordia, ni agravia ni molesta.
Los hombres y el sexo/el sexo en la cabeza de los hombres, tema recurrente de mira corta sin memorable contenido ni mediocres aspavientos, uniformidad que apenas sacia el mínimo requerido.
Adelante mi patrón, avanti con el relato, en cabeza la serenata, que no desfalleca la moral pues, por buena costumbre se tiene el final feliz de la jornada, ambientar la velada que el ogro mentiroso tiene que parecer encantador caballero andante. ¡Suerte con ello!



No hay comentarios: