viernes, 28 de agosto de 2015

Cut bank

Dwayne McClaren, un joven que fue atleta estrella en el instituto y que ahora trabaja como mecánico, sueña con irse de la pequeña población de Cut Bank, Montana -la ciudad más fría de los Estados Unidos- y mudarse a la gran ciudad, llevándose consigo a su novia Cassandra, que sueña con ser modelo. Pero su plan para para marcharse se complica por una serie de eventos que involucran al joven en una investigación policial que lleva a cabo el Sheriff Vogel, que por otro lado es lo más cercano que Dwayne tiene a una figura paterna.


¡La que lía una entrega fallida!, despiste que obliga a un cambio de planes y a amoldarse a lo que venga.
"Bienvenido a Cut Bank, el lugar más frío de la nación", donde Derby Milton, personaje singular y poco querido, sólo quiere encontrar su necesitado bolso, con urgencia suprema, pero todos se empeñan en ponérselo difícil pues le repiten, torpemente, una y otra vez, "¿no eres Derby Milton?, pensé que ¡estabas muerto!", al tiempo que le entretienen y molestan pues el cartero ha sido asesinado y tiene, el mismo, que encargarse de buscar y recoger su propio correo.
Excepto que, es más complicado de lo esperado, pues éste se resiste, y en su obsesión enfermiza, que nadie entiende ni respeta, se lleva por delante a más personas del previsto y tiempo calculado, delirio que alcanza alta cuota de calor y nervio en una ciudad donde, a pesar de la leyenda de inicio, se suda y tiembla como en ningún sitio pues, para ser "el primer asesinato, nunca visto, en esta ciudad", son unos cuantos los muertos acumulados.
Para ser feliz, para alcanzar tu sueño, sacrificar a un cordero sólo que, un inesperado lobo solitario, psicópata superviviente de curiosa decencia y particular honestidad para con los animales, se cruza en su camino y, la llegada al paraíso prometido, se convierte en tortura asfixiante de infierno y mientras, el ingenuo y bonachón alguacil, paso a paso, siguiendo las pistas de los cuerpos asesinados y reconstruyendo el rompecabezas exhibido.
Sólidos y definidos personajes, de estereotipo clásico en su corte y confección, para una trama, presuntamente negra aunque, la verdad, simple y fácil, que es un desastre de carambola en su ejecución, todo un desatino de control, donde el caos reina y el desorden toma el mando de la situación, guión firme y estable de una inocente estafa, vuelta paranoia desbaratada, que incrementa su fuerza, interés y tensión conforme avanza en su escalafón.
No es una gran sorpresa el camino ni la resolución, los decibelios se mantienen a buen nivel aunque sin subidas repentinas de angustia y temblor, la negrura de su humor no acaba de coger ritmo y potencia, linealidad argumental, sin mareos o imprevistos sobresalientes, que hace camino con eficiencia de quien sabe su destino y cómo llegar a él, complace en su sinceridad e integridad de proceder y en la buena interpretación de sus actores donde, prontamente son avistados los papeles asignados a cada cual, en este "Cluedo" a resolver; se trata, sencillamente, de seguir las pistas y huellas dejadas para ganar el juego.
La recompensa lo vale pues, entretiene y distrae, con clara moderación pero, en el fondo, válida pues con la evidencia de que, Dios aprieta pero no ahoga, se hace recopilación y memoria de los honores y vergüenzas de vecinos de toda la vida, en un pequeño pueblo de la américa profunda donde existe un pacto, elegante y sobrio, de todos los diestros participantes para, con la habilidad de ser dignos en su hacer diario, componer un trabajo modesto, grato y sereno, comedido en sus ingredientes pero de resultado conciso y adecuado.
Le falta perspicacia de carisma y codicia, inteligencia de astucia e intriga, se anhela sentimiento de mayor fuerza y carácter para emular a su familiar lejano "Fargo", pero ameniza con gratitud y solvencia, sin incertidumbre ni duda de qué pasará al movimiento siguiente pero, sin que dicha certeza, sea fatal para su consumo y disfrute, satisfactoria calidad interpretativa para un guión mediocre y sencillo que, sin molestarse en demasía en adentrarse en su propio conflicto, cubre las necesidades medias.
En el fondo, el gran fraude de la cinta, está en su cartel de bienvenida pues, Cut Bank, no es el lugar más frío de la nación; ese trono lo sigue ocupando la genialidad de los hermanos Coen pero, como episodio esporádico que ambienta aquella época, no está mal, sirve y gusta.
Para pasar un agradable rato, sin elevadas complicaciones resolutivas.



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