jueves, 6 de agosto de 2015

Félix y Meira

Félix es un excéntrico franco-canadiense sin dinero cuyo acaudalado padre está a punto de morir, y Meira una judía jasídica casada y con un hijo. No estaba previsto que se conocieran, mucho menos que se enamoraran. 



"El que quiere, en esta vida, todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgutos", pero si lo reducimos a una, una única impertinencia de revolución ferviente y consecuencias catastróficas ¿se sigue el mismo vaticinio?
El atractivo de lo prohibido, innegable pero, una vez no está prohibido ¿sigue siendo tan atractivo?, ¿o pierde parte de su encanto?
Cuidado con lo que deseas, no se convierta en la realidad de tu pesadilla pues, escapar de una prisión para terminar en otra parece jugada errónea que lamentar y, lo peor, sin vuelta atrás ya que, lo perdido, irrecuperable es y lo obtenido, insuficiencia que no aporta más que la misma desgana y apatía.´
Inapetencia por la vida tocada, ingratitud ante lo oferido, rechazo de la servidumbre por una rutina que asfixia y hunde en la desidia, escape que busca experimentar, sentir y probar lo nuevo, osadía de una rica existencia llena de opciones y sensaciones al alcance de la mano, ¿quién no caería en la tentación?, ¿evitable sentirse embaucado, fascinado e incitado a probar las mieles de dicho manjar?
"Después de tus sonrisas vendrán tus lágrimas", dictamen inquisidor que parece cumplirse a rajatabla pero ¿acaso no es, aún más pesimo y mortal, toda una vida de fatiga y lloro?, ¿es factible una vida entera de regocijo y gozo total?; Felix y Maira, un Romeo y Julieta que sobrevivieron a su atrevimiento de amarse y tuvieron que hacer frente al después, a la rutina, a la realidad que surge cuando se apacigua la locura del deseo y el tormento de no tener ni poseer, historia que intenta la delicada ruta de la conmoción, el entusiasmo, el temor y la duda con excesivo poco crédito pues, sus personajes no acaban de fundir y superar el hermetismo de lo correcto, lo permitido y lo legal.
No se adentra en el peligro, no exhibe el tueste de la lujuria con portentoso sabor, se mantiene dentro de la ley despertando poco carisma/apenas ímpetu por su insolente aventura e inimaginables planes de futuro, descaro adormecido que apenas tiene breves momentos de delicatessen e intensidad compartida entre espectador, héroe y heroína, sensibilidad tan fugaz, tan amainada por la rigidez y frialdad que te desasiste y abandona lentamente, quedando a la observación de un seductor cuadro, desgarrador y esperanzador por tiempos alternos, sin apenas participar de la sentida vivencia de su camino, una foto cuidada, absorbente y atractiva que pierde la fuerza de dichos adjetivos al no comunicarse ni entenderse, en su tenue y esquivo diálogo, con el vidente quien, sin querer ni pretender, va soltando fuelle e interés por la expedición emprendida.
Presentes todos los ingredientes necesarios para un sólido drama religioso, valentía de ser, razón para estar, romance en ebullición pero, sin excusa, se 
amansa, desfallece sin hallar el enérgico nivel que se insinúa, pretende y espera alcanzar; la educación de las formas y respetabilidad de las maneras es un bello lenguaje que por si mismo cautiva y enamora pero, aquí no logra despuntar toda su fuerza y nervio, el armamento previsto falla en la recámara sin explosionar, sólo un relatar con escasez de emoción, nulidad de pasión y una recatada escenografía que no habla por si misma como se le pide y ruega.
A las puertas del cielo/a la salida del infierno, sólo que "el mundo es un lugar cruel" y puede dejarte atrapado en la misma cárcel, de distinta apariencia, que te tenía que liberar, ironía sin gracia alguna, pero mucha sorna, que es adornada con ese oculto sollozo que pesa como una losa, la cual acaba de aplastar la hermosa góndola de Venecia en la cual te hallas.
No se aprecia la veracidad del amor profesado por este atípico trío, su auténtica locura de marcha imprevista apenas se estima con ardor y furor, cómodo debate supone decidir en qué estancia alojarse pues su relax, rectitud y ceremonial, que no eleva la voz por no ofender, acaba siendo su paño de lamento que termina padeciendo el desnutrido receptor.
"Los intereses particulares hacen olvidar fácilmente los públicos", al igual que la obediencia, el deber y la beatitud ciega pues se ilumina el rostro, la visión se acrecenta y todo parece volver a tener color y sonido, musical visión que encandila y hechiza hasta que entiendes que "el provecho de uno es el perjuicio de algún otro" y, en esta ocasión, te arrastra a ti junto a todos tus seres queridos, acordada reforma donde nadie parece hallar la felicidad tan anhelada; indulgencia de alto coste, dicha que se escapa para llegar a la conocida inapetencia mórbida y flácida que ya te acompañaba, cambiar para no mejorar y quedar, peor o igual, no parece ser la mejor jugada.
Historia de amor que es estrella y desinfla contra su apagado día a día, cuando el ideal cuento y su pasional arrebato se enfrenta a su aciaga monotonía, ¿superará el tedio y apatía de convertir en realidad su dulce sueño?, o ¿el sueño, en fantasía debe quedar, para no perder su magia ni mancillar su belleza?
Hay traicionera existencia ¡cuánto daño llegas a hacer! cuando la alegría e ilusión mueren ante ¡tu banal e insípido paso!



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