lunes, 21 de septiembre de 2015

Everest

Inspirada en los acontecimientos que tuvieron lugar durante un intento por alcanzar el pico más alto del mundo, narra el recorrido de dos expediciones que se enfrentan a una de las peores tormentas de nieve que el hombre ha conocido jamás. 


Maldición de cumplir con el objetivo; entretiene pero no llega al clímax, lo roza, sientes su llegada pero, se le escapa.
"¿Por qué escalar ninguna montaña, por qué escalar el Everest?"..., porque aquí, todo se cura"
Inmensidad y supervivencia, agresiva resistencia, superación extrema, pura adrenalina, ponerse a prueba, sólo que del afán maravilloso de esa cúspide, disfrutado paraíso encontrado, surge un inesperado martirio de agonía nada placentera; vida o muerte a tan sólo un segundo de diferencia, afortunada y trágica casualidad se confunde y alternan en ese precipicio vertiginoso que puede ser, en ocasiones, la existencia.
Subliminal maravilla que impresiona y, al tiempo, hiere, magnificencia que corta la respiración por su impresionante belleza, hermosura que literalmente quita el aliento y asfixia por su ferocidad agresiva, sin consideración ni escrúpulos, naturaleza amada y odiada por sus mismas espectaculares cualidades, eterno Ser que permite tu presencia siempre que ella lo quiera, decide y juzga, sin posibilidad de recurrir sentencia, únicamente recoger los trozos y restos de un cuerpo que ha padecido en sus carnes la embestida de toda su potencia; el alma aguanta, no desfallece, pero las fuerzas se agotan y la esperanza flojea, el diferente ánimo y esfuerzo de cada persona marcará la resolución de la aventura, todos quieren pero no todos pueden.
Everest, sólo su nombre ¡ya impone!, la gloria de hacer cumbre, prodigiosa hazaña por siempre recordada, sólo que tan ilustre proyecto será inolvidable por motivos opuestos, pues incluso allí, en tan idílico viaje solidario, hay clases, categoría de rescate que difieren en su actuación de búsqueda si es a un millonario o a un simple cartero o expedicionista.
¿Recuérdame por qué escalar el Everest?, ¿la motivación de dicho reto?, porque esto es ¡un despropósito!
Una primera parte de preparación para el gran evento, un verdadero y triste colapso, camino al éxito de coronar, convertido en todo un negocio turístico y lucrativo que ¡ni la visita a Lourdes!, un atasco en las cuerdas al que se le saca partido económico, por lo menos mientras no se lloré ninguna desgracia o perdida pues, la parte del sacrificio y sufrimiento llega más tarde, en ésta aún estamos en una etapa de escasez en cuanto a interés, inquietud y apego, es más informativa que otra cosa, aclaratoria del maratón preparativo que hay que atravesar para llegar a tan honorable día.
Y, por fín, ¡el 10 de mayo!, salida, ¡adelante muchachos!, pues el tiempo apremia, la climatología da una tregua y tendrás cinco minutos de plena satisfacción en la cabeza del mundo, tras una tortura exhausta, para iniciar inmediatamente el urgente descenso del Himalaya, y es en esa peligrosa bajada en donde aparece la locura y el drama, el sinsentido y caos, la emoción y congoja y donde, una pregunta ronda incesantemente en tu cabeza, ¿dónde está la gracia?, ¿dónde quedó la diversión de todo esto?, porque ¡no hay por dónde cogerlo!; supongo que únicamente un alpinista, devoto amante de la escalada, puede llegar ¡a entenderlo!
Fatídico momento que eclipsa, tiembla y aflige, más por saber que es un hecho verídico, que por la intensidad y tensión de lo vertido ya que ésta, 
lograda y saboreada, dura escasos minutos, aspiración breve, aunque recordada con firmeza, como la tan obsesiva y meritoria huella en el pico de tan alta cima.
"Lo que importa es la aptitud, no la altitud" y, Baltasar Kormákur, narra con fidelidad los malogrados actos, así como todo el desarrollo y su proceso, voluntad fidedigna de respetar y honrar a quienes dejaron su vida en competencia personal contra la majestuosa montaña, loable aptitud que no se refleja en la altitud y efervescencia de los sentimientos vividos, surgen y son sentidos, pero escasean en cuanto a duración y profundidad, una esperaba mayor implicación sensitiva, mayor deslumbre fotográfico de la soberbia naturaleza, mayor impresión agónica de lo ocurrido y, sólo al final emergen los tres requisitos solicitados para compensar el enorme trabajo y la larga espera hasta su llegada, tal y como, exactamente, vivió el grupo toda su empresa y andanza.
La grandeza, la belleza extrema, lo sublime, aquello que tienta ciegamente, capaz de llevarte a un éxtasis más allá de tu racionalidad, incluso provocar dolor por ser imposible de asimilar, en lo sublime, la naturaleza violenta a la imaginación, haciando que ésta imagine lo que no ve; es sublime la proeza, magistral la gesta, la película sólo recoge, en parte, la grandiosidad de tan épica acción, el heroísmo de su aguante, su lentitud convertida en desdicha e infortunio, el resto es narración cómoda, crónica sin intimidad ni sentimiento ni gran desvelo, sencillez de lectura explicativa de cómo funcionan las cosas en dichos campamentos.
Implica, envuelve y emociona lo justo.



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