domingo, 29 de mayo de 2016

Midnight special

Un hombre, Roy, y su hijo de 8 años Alton son perseguidos por el gobierno cuando el niño desarrolla poderes especiales.


Quedada en campo abierto.

Todo director, actor, compositor, pintor..., artista en general, pueden tener un momento de esplendor y realizar una obra inmensa, o todo lo contrario, tener una nefasta época, de ideas pobres y torpes y no dar ni una.
Incluso con una trayectoria de éxito a sus espaldas, nadie les protege de no fastidiarla en su próximo trabajo o, por supuesto, dar el revés a la tortilla; tras un curriculum de desastres continuos, llegar la luz que les ilumine y encumbre a gloria repentina.
No soy apta de tener en cuenta el historial cinematográfico del responsable de la cinta a la hora de comentarla y valorarla -ahora ya concreto para la presente-, por loable y aplaudido que éste sea pues, de nada sirve todo ello a la hora de sentarse y hacerse una opinión sobre ella; nada consuela la maravilla anterior si no se disfruta la del momento..., por tanto dejo al margen la alabanza, meritoria y magnífica, de Jeff Nichols en su pasado -de la que todos hacen eco para hablar de ésta- y me centraré directamente en lo que actualmente se nos presenta.
¿Y qué oferta? Una aguda incógnita, de puntos diferentes, para ser conectados entre si en linea paralela hacia mismo núcleo pero, ¿ésta mantiene el pulso interesante y su expectativa al alza? o ¡tampoco es para tanto! y después de un rato ¡empiezas a divagar, con las divertidas peculiaridades del niño con gafas de piscina, que lee cómics para distraer la mente!
Porque John Cusack ya lidió, en su día, con un hijo adoptivo de Marte igual de rarito que éste, y lo de leer tebeos es hobby terrenal muy viejo y extendido, amén del lío mental de su procedencia, el de sus progenitores, el de su estancia en la tierra y pormenores valiosos que deja en el aire, sin molestarse en echar luz aclaratoria sobre los mismos.
El halagado escritor-director parece centrarse,
únicamente en la huida y destino, tardando tres días en coche, a pie o como sea, para lograr el propósito que a E.T., en su impactante momento, le llevo nada en voladora bicicleta.
No valora los añadidos, ni las explicaciones, ni ese condimento imprescindible para que la comida sea magnífica en su presentación y gusto, y no únicamente genial de vista y formato/menos entera en su contenido; pícara, curiosa y estimulante en las formas/ de degustación no tan desbordante y soberbia dado lo mucho suelto, no contado, no adaptado y simplemente puesto como posit oportuno, para solucionar el asunto según convenga.
“Alton es lo importante”, y es fantasioso, extraño y novedoso aunque, esperas más de él que luz cegadora de unos ojos transparentes, poderes extrasensoriales no muy útiles y un rescate futurista a gran escala, pero sin mojarse en la bienvenida; apetece mayor saber e intromisión en ella, que su creador hubiera sido más cotilla, molesto, indagador e impertinente en su montaje y elaboración, no un simple conformarse con un caso para Tercer Milenio, donde la imaginación sugestiva de cada espectador rellena los huecos a su conveniencia.
No le quito importancia ni valor, es ciencia ficción y
puede valer para el caso pero, su perpetuo correr y esconderse parecen insuficientes para saciar el apetito despertado, por mucho que añada carambolas entremedias que adornan y entretienen sin grandes máximos; no es la seductora y pasional luna llena anticipada, ni posee los alocados aullidos nocturnos y aventuras desmadradas que ha ella siempre le acompañan.
Qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche..., canta Rafael; qué pasará, qué misterio habrá al término del viaje..., se cuestiona la audiencia y, aunque el numerito final es creativo y portentoso, su andadura no llena para esa magnífica
noche de cine a tope donde vibrar de emoción, tensar de inquietud y marear de intriga, ante la nulidad reflexiva que no halla las pistas ni sus encuadres.
“El Señor tiene una pesada carga para ti”, un encuentro con la tercera fase, productivo pero tibio; si Spielberg, en su inicio glorioso, optó por mezclar varios géneros y sentimientos en su película de aventura fantástica, el presente trabajo se decanta por el enigma y la ocultación poco alarmante, por las carreras y despistes de tenue misterio y un interrogante nunca satisfecho, dentro de su válido pero incompleto rompecabezas.
No es ninguna lumbrera, tampoco podrás rellenar lo pasado por alto, de modo que..., tómala según venga.
Midnight special, especial de medianoche, que con la llegada del amanecer flojea.

Lo mejor; la intriga por saber qué despierta.
Lo peor; le preocupa más correr que explicar por qué lo hace.
Nota 6


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