lunes, 6 de junio de 2016

The beauty inside

Woo-jin se despierta cada día dentro de un cuerpo distinto, con diferente edad, sexo o nacionalidad. Algunas veces es un hombre, otras una mujer; un anciano o un joven, incluso a veces un extranjero. Dentro es la misma persona, pero por fuera siempre es alguien nuevo, lo que es algo difícil de llevar. Lo único constante en su vida es la chica a la que ama, Yi-soo, que sabe lo que le ocurre y le quiere de todas formas.


Fantasía de múltiples semblantes, pero corazón único.

Es extrañamente deliciosa, chocante, deslumbrante y misteriosa, todo un insólito canto al amor sin rostro, épico romance de múltiples caras, pero corazón exclusivo, cuyo magistral enfoque posee un fascinante interior que emociona e hipnotiza; conmovedora historia de dificultad y esperanza donde, la soledad de quien vive con infinidad de imágenes cambiantes, encuentra la serenidad y confianza de esa mirada que siempre le hallará sea quien sea, pues aunque enferma estando con él, es peor la vida sin el tacto de su cambiante mano.
Una seductora “Amapola” a la guitarra como balada para abrazar este cálido y perplejo proceso de enamoramiento lleno de complejidad, asombro, ternura y entendimiento mutuo de dos infinitos seres donde caben todas las posibilidades físicas, pero que siempre será de espíritu único, ese que te relaja, acomoda y une a esa persona afín, maravillosa y confortable, aceptando todos los retos que se unan a la pareja.
Incrédula locura de complicado rompecabezas llevado con una delicadeza, miramiento y sensibilidad exquisitas para que vayas conociendo y cediendo al cariño, por un individuo de quien nunca verás su identidad y cuerpo pues no importa, son accesorios; será su superviviente esencia dolida y herida, de encierro obligado y comunicación nula, la que halle esa cura sugestiva de quien le observa y espera su respuesta ya que, “te encontraré antes de que me
encuentres” o, no pararé de buscarte hasta que admitas haberte encontrado.
Confusa, en el mejor de los sentidos/en el mayor de los placeres, necesitas ver esta película; olvida la prosa, Romeo, Julieta y Shaskepeare, un drama romántico, con tintes de ironía cómica, de quien no puede encajar la realidad y se ríe con ella, pues a ella atado está, a sus caprichos y vaivenes y, a partir de su admirada insensatez y demencial ilógica, construye la solidez de un amor profundo que no necesita ver la superficial apariencia, pues ama lo que se oculta y sobrevive bajo ella.
Rompe la estructura ordinaria del enamoramiento, pone la absurdidad como bandera presidencial, el despropósito como explicación, la transigencia como creencia, el disparate como conjunto, la ilusión como dolor e incertidumbre de quien, creyendo no poder querer y ser amado por ser diferente cada día, descubre que esa es la mayor barbarie expuesta pues, cuando amas, ya no contemplas el rostro de tu ser amado sino que ves, a través de él, a la persona de la que realmente te has enamorado.
Deja recuerdo, se respira con goce, se acoge con agrado, se consume con superior gusto, indemniza la
decepción romántica en cuanto a ideas nuevas, devuelve la satisfacción por el género, compensa el tiempo dedicado y embelesa la quimera de su ánimo; “el amor es la solución a todo, también su ruina”, y aquí se sufre, disfruta y sueña por partes desiguales, unas se absorben con más plenitud que otras pero sin duda, todas ellas son de graduación absorbente en su desconcertado deleite; saldrás hechizada y contenta de su visión, complacida y feliz de su elección, saciada con su argumental paranoia de sentimientos honestos y puros y toda la ingravidez que se citan alrededor suyo; no importa el decorado externo, importan las sensaciones de cada uno al buscar esa peculiar silla para sus necesidades y, acá, entre el diseñador y la clienta hay una complicidad tierna y sugestiva que insinúa “eso es todo por hoy”, se acabó la búsqueda.
Intuitiva y atrayente Han Hyo-ju como etiqueta continua que ayuda a procesar la inquietud, duda y
cariño que compartes con ella; una evocadora fábula sobre lo verdaderamente importante de las personas, en unos tiempos donde se rinde culto al cuerpo; humor para narrar la inseguridad de no controlar el aspecto, tragedia para exponer el aislamiento de no tener fisonomía estable, el cambio como simbología afectiva de lo que es verdaderamente fijo y eterno..., tú, tu ser y tu persona, ya seas hombre o mujer, niño o anciano, gordo o flaco, negro o caucásico, tú estás ahí y es lo que refleja esta película.
“Un día ¿es demasiado corto o es suficiente?”; basta
un segundo de confort, un minuto de empatía, una hora de bienestar para encajar y que ya no importe el rostro.
Enamórate de lo no visto pero si conocido, pues nunca le verás, pero le sentirás desde el inicio; un bonito y cortés cuento para encandilarse de esa belleza interior, que me dices eres tú quien vive dentro.

Lo mejor; la singularidad anómala de su argumento.
Lo peor; no verla en su original lengua.
Nota 6,6


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