jueves, 18 de agosto de 2016

It's already tomorrow in Hong Kong

La atracción surge cuando una chica chino-americana visita por primera vez Hong Kong y un expatriado americano le sirve de guía. Pero el momento no es el adecuado para ellos. Este romance de paseos y conversaciones en la preciosa ciudad de Hong Kong sirve para preguntarnos: ¿qué ocurre cuando conoces a la persona adecuada en un momento inoportuno?


Cuando este encuentra a oeste, y...

Cuando conoces a la persona correcta en el momento inadecuado, con esa comodidad de estar, con la semejanza de compartir, con el fastidio de no coincidir, con la risa mutua, con ese implícito bienestar que se palpa en el ambiente y que abraza con cariño, naturalidad y con ese sentimiento afín de conocer y que te conozcan; pero no estaba previsto, no hay espacio para tal sentimiento y, aunque se quiere y desea, hay una estructura de vida en marcha, con sus previsiones y pausas, no siempre es posible, ni adecuado -¿o si?- disfrutar de esa inesperada alma tentadora cuyo tiempo y espacio alegra, estimula, ablanda y hace de ti un ser abierto a todas sus emociones.
Entenderse, acoplarse/enfadarse, discrepar..., una creativa y un financiero con aspiraciones de novelista, una noche de fiesta, una dirección desconocida, una ayuda amable y conversación por delante que abrirá ese apetito por saber de un extraño, en ciudad extranjera, cuyo riesgo de habla da paso a valorar lo poseído/a considerar las opciones de cambio.
Fotografía callejera donde Hong Kong vende todo su encanto, con ese tono envolvente de música festiva, para adornar esos espacios donde el guión no llega; diálogo a dos bandas conforme, informal y discreto que ofrece la información necesaria para situar a lo

personajes y participar de ese suave tonteo al que juega,, con esa etiqueta inofensiva de simplemente pasar el rato.
Es escueta y espontánea, su proceder es corriente, humilde y natural, ese común y relajado tomar una copa, ir a cenar, acompañarse por las calles, ir al concierto de unos amigos..., que esconde ese deseo inconfesable de que no acabe el día, que se detenga el tiempo; pero el reloj marca las horas, y se ha de afrontar la despedida sincera de averiguar si el taxi hace dos paradas, cada uno a su sitio, o una sola y ambos a descifrar lo que se establezca entre ellos.
Es breve y ligera, no levanta grandes pasiones, no son Romeo y Julieta, únicamente dos individuos que han coincidido y tantean las posibilidades, dudas del presente/riesgo de decidir dirección inesperada pues, juntos o por separado, es crucial el resultado.
Un escenario urbano, un hallazgo cotidiano y dejarse llevar por la corriente, hasta que una molesta brisa recuerda lo que hay, que el tiempo corre y se debe elegir, no se puede retrasar; la conversación no es mágica ni potente, ni irónica o revulsiva, expone con sencillez y actualidad franca a una pareja de

treintañeros que no quieren dejar de charlar, de lo que sea, pues significa aún queda tiempo para compartir espacio.
Pequeña, modesta, de escasa factura, un inocente coqueteo que va tomando forma hasta complicar la cosa.


Lo mejor; permite reconocer la situación y sus sentimientos con facilidad de semejanza.
Lo peor; no se moja, únicamente muestra, con excesiva suavidad y ligereza.
Nota 5,7


No hay comentarios: