sábado, 10 de septiembre de 2016

Anesthesia

En Nueva York el ilustre Walter Zarrow, profesor de filosofía de la Universidad de Columbia, es herido en un asalto y acaba desfallecido en los brazos de Sam, un padre de mediana edad que está teniendo una aventura amorosa en la ciudad.


Y el enigma de la vida continúa...,

“¿Qué es la vida?, ¿quienes somos?, ¿cuál es el propósito?, ¿y, ahora qué?”, etc, etc, etc..., las infinitas preguntas sobre la humanidad son interesantes y agotadoras, atractivas y tortuosas, peligrosas si no se controla su obsesión por ellas; como toda esa partición y dualidad que nos rodea y con la que convivimos y aprendemos a movernos, pues si subes, tarde o temprano bajarás, hay un cierto mal en todo bien, lo incorrecto alimenta lo correcto, toda defensa necesita de su atacante bacteria para progresar y superarse, y es en esa complicada combinación, de martirizante equilibrio, donde nos descubrimos, donde nos encontramos con los demás, hacemos avance y emprendemos nuevo día y aventura, tras finalizar el actual...,
pues sólo lo vivo retrocede o avanza, nunca se queda quieto, el tiempo no lo hace y no somos más que eso, tiempo que transcurrir, emplear y disfrutar en intimidad o en compañía; lo cual lleva a otro tema escabroso, de solución nunca al acceso ya que, somos colectividad, nos necesitamos para vivir y nos enriquecen las relaciones, aprendemos quienes
somos a través del contacto con el otro, del reflejo de quienes somos en los ojos de quien escucha y observa, pero...,
..., únicamente una parte, pues tan cierto es también que somos uno antes que nada, que nacemos y morimos solos, con nosotros mismos, que sólo cada uno se conoce al detalle con profundidad exquisita, franca, reservada y cruel pues, es en esa comunicación con los que nos rodean, en esa transmisión de nuestro interior, es en esa conversación donde algo de nuestra verdadera esencia se pierde, irrealizable extraerla y exponerla entera, imposible que nadie llegue totalmente a esa intimidad de ti, contigo mismo y tu cuerpo, que te hace una perfecta y querida trinidad a la que únicamente tú, en tu honesta soledad, percibes, aprecias, comprendes...,
¡Mira la que estoy soltando!, ¿pura charlatanería, de enredo y dolor de cabeza, o sentido que ayuda a estar en este mundo, tan complicado de abrazar, investigar o descifrar?, ya que, si eres investigador que forma parte de su propia investigación, todos los múltiples resultados son nulos, al estar condicionados por una mente y cuerpo subjetivos, al ser elementos
del propio experimento; inviable esa necesaria objetividad del que analiza y juzga desde fuera al investigado pues, tú eres, a la vez, el científico que busca conclusiones y la rata sometida a pruebas...,
¡Y sigo lanzando!. ¡ya lo intuía yo, nada más empezar esta cinta!, que iba a ser enrevesado hablar de ella sin divagar con misticismos, con poéticos pensamientos sobre la espiritualidad de la vida y su perseguido objetivo existencial, desde su tangible envoltura; es lo que tiene llenar un argumento de frases filosóficas huecas, que no van a ninguna parte, y de personajes variados, todos ellos conectados por esa persona, que certifica los famosos seis grados de separación de la humanidad, que tanto gustan por su cercanía de lo lejano, y su distanciamiento de lo cercano...,
..., y vuelvo al lío de la dualidad, en unidad, que se auto alimenta y enfrenta..., ¡y más divagaciones...!, céntrate, ¡por favor!
“Sin sentido, perfectamente sin sentido”, así es como decide iniciar su análisis, sobre la existencia, el presente guión, frase clave para entender que no desea ir a sitio alguno, ni resolver nada, ni alcanzar objetivo ni logro, únicamente exponer vidas que sufren, que sienten, que estiman, que experimentan
la fugaz o más estable felicidad, que están perdidos o han dado con la clave de la estabilidad, del equilibrio, de saber amarse y amar, de lo que venga.
Actores de nombre -Glen Close, Kristen Stewart, Sam Waterston-, con otros de menos reconocimiento, elegancia en las formas y estilo en la fotografía para esa convivencia de unos con otros, que no todos llevan con la misma eficacia ni sintonía; el principio despierta curiosidad, conocer las personas atrae, unas más que otras, su mezcolanza apetece, unas más que otras, pero llega un momento que el interés de sus místicas preguntas, del enigma de la vida y sus bellas palabras recitadas se hunden, en el mismo vacío anímico por el que interrogan y discuten, y no unas más que otras, sino todas; es lo que tiene hablar por hablar, e ironizar en variados escenarios dibujados, durante un rato ameniza con disfrutada atención concedida, si no se sabe parar a tiempo y llegar a sitio nutritivo..., la nada es y será siempre insondable, lo cual tienta al abandono de la escucha, tanto si es placentera como forzada.
“Anesthesia”, anestesia, se utiliza para relajar, dormir una zona, para dejar de sentir dolor o que no se perciba la agresión venidera, un poco drástico, o acertado, para el día a día, según persona; recordemos el dueto, si aceptas la alegría, algo deberás llorar, la clave está en el porcentaje de cada cual...,
..., a lo mejor la felicidad está en no pensar en exceso, en lo que no tiene respuesta única, ni verdad
conocedora, únicamente caminar con la mente lo más ligera posible, pues como dijo Machado “..., se hace camino al andar”, así que..., derecha, izquierda, hacia delante sin saber dónde, porque puede que no saber, al menos no todo, sea bueno en el fondo, deja cierta romántica incógnita que te inspira a seguir peleando y avanzando.
“Nuestra ruina o nuestro nirvana”, depende de nosotros y del punto de vista, pues haber, nada hay, excepto lo que creemos creer, y se puede creer en todo o en nada, o mejor evitar extremos y llegar a un tácito acuerdo de vivencia, que no subsistencia, pues lo mismo NO ES.
“Mejor no vivir, que vivir con sufrimiento”, mejor no permitir que el sufrimiento dicte carácter y resolución sobre tu vivir.

Lo mejor; gusta la bienvenida y encuentro con los personajes.
Lo peor; el no tener destino ni objetivo, relaja tu interés y afección por ella.
Nota 6,1


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