jueves, 1 de septiembre de 2016

Bastille day

Michael Mason es un carterista estadounidense que vive en París que de repente se encuentra en manos de la CIA al robar un bolso que contiene algo más que una cartera. Sean Briar, el agente del caso, pronto se da cuenta de que Michael es sólo un peón dentro de una gran conspiración criminal.


Hoguera que caldea y distrae, sin llegar a devastador incendio.

Arde París el día previo a la Bastilla, todos enfrentados en la calle con sed de justicia y sangre, y todo depende de un perspicaz carterista, que robo el bolso equivocado, y de un osado agente de la CIA que se empeña en ir en solitario y resolver la papeleta a su manera.
Terroristas infitrados en la policía, que complican la trama hasta las altas esferas, esos que deben cuidar de Francia pero, en realidad, están avivando el fuego de la brutalidad y violencia para distraer y llevar a cabo sus calculados planes, esos que fastidiará un John Mcclane negro, sin esposa que rescatar, que se da a conocer como Sean Briar, tan imprudente, irresponsable, cumplidor y cabreado como el susodicho.
Me gusta la fuerza interpretativa de Idris Elba, ese carácter firme, de letal carisma, que inunda la pantalla con su indiscutible presencia física, ideal como intrépido héroe que cabezota busca, con brío y empeño, la verdad oculta, ese enredo de intereses, engaños, argucias y dobles caras, por parte de quienes son los verdaderos villanos de la cinta.
Buena acción, de golpes secos, contundentes y atropelladas carreras, para un elaborado misterio, un tanto rebuscado, de pequeña comadreja en traje elegante, y a interrogar, perseguir, descifrar y coronar con acto final a lo grande; tensión, interés e
inocencia mancillada, coger lo que no es tuyo está mal, aunque tengas controlado el riesgo, como pieza disonante no encajas y llamas poderosamente la atención, pero formas un ameno y entusiasta dueto con tu ordenante protector, quien lleva la efectiva batuta de líder, mientras tú eres el gracioso asustado que halla valor cuando es necesario.
Clásica pero robusta, directa y concisa, familiar y consabida, con la diferencia de situarla en franchute tierra, lo cual no quieta -ni mejora- la eficiencia, diversión y ganas por ella; gusta y entretiene, distrae y con validez remata, no es dañino ser convencional si tu arte, empuje y coraje están a la altura, pues se puede ser desafiante y agresivo siendo colega de toda la vida.
Correcta con desparpajo es su buena mezcla, categórica sin novedad alguna su seña, thriller francés, inglés y estadounidense de buenas actuaciones, cuyo argumento tuvo el desgraciado acierto de coincidir, en puntos concretos, con el
horrible atentado de Niza, con lo cual se paraliza su estreno en cines hasta fecha desconocida.
Pero no se puede frenar a la red, pues es infinito campo para tan débil valla, allí ya se encuentra para disfrute del que quiera; hay un excelente bueno, un medio-medio en camino de serlo completo, una chica mula con remordimientos, muchos malos y extras por doquier chillando, sencilla enrevesa en exceso, pero en general acierta, demuestra tener potenciales habilidades.
En lugar de quedarse en casa y optar por el día de la independencia -ya muy rodado-, prefieren el día de la Bastilla francesa, pero no te puedes fiar de ellos, los buenos y ganadores siempre son los de las barras y estrellas.

Lo mejor; Idris Elba y la recta rapidez de su resolución.
Lo peor; da demasiadas vueltas para confeccionar al malo.
Nota 5,6



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