sábado, 24 de septiembre de 2016

Los hombres libres de Jones

Narra la historia real de Newton Knight, un granjero sureño, durante la Guerra de Secesión americana (1861-1865). Harto de defender los intereses de los grandes propietarios sureños, decidió desertar, se alió con otros pequeños granjeros y, con la ayuda de los esclavos locales, lideró un levantamiento cuyo resultado fue la transformación del Condado de Jones (Mississippi) en un Estado Libre.


Conoces la historia, sentirla se te escapa.

“Todos, en algún momento, somos el negro de alguien”, declaración demoledora de un líder ante sus hermanos de batalla; esos que han callado, que han sido sometidos, que viven escondidos, hasta ese punto que se llega al tope del aguante y ¡ya no más!, se alzan, quieren ser libres, como hijos de Dios nacidos, sin ser explotados, mancillados, humillados ni maltratados.
Y el rebelado ejército nace sin quererlo, se va formando sin pretenderlo, respirando vigor y fuerza por necesidad y convicción de creencias; de la vergüenza de la deserción al orgullo de actuar por y para si mismos, todos juntos, sin distinción, unidos en pasado sufrido y en propósito de presente, avanzando, defendiendo lo suyo.
Nada que perder, pues todo les ha sido arrebatado, ese es su poder, su causa y valentía; pelean con lo que tienen, con rudimentaria estrategia, forzados por las circunstancias, sin mucho más remedio o alternativa que hacerlo.
Tienen su propio país, el Estado libre de Jones, con su declaración de principios donde “todo hombre es un hombre” como primer derecho, sin más, tan sencillo, honesto y honorable como eso.
Un hecho real que abarca diferentes años, de ahí ese saltador formato que pasa, de la intensidad de unos momentos al transcurrir de otros, del arresto ferviente del ataque al crecimiento de un lugar como residencia, de la deleznable esclavitud al orgullo de poder votar..., una evolución de los personajes, de la tierra, de los objetivos, de los motivos, de la existencia y vida de un rebelde cabezota, que se alzó contra los abusos y nunca cedió ante la imposición de nadie, excepto la suya.
Matthew McConaughey determinante, sabedor, explícito, reivindicativo, abrasivo, es el abanderado, con los seguidores leales a su lado; estados enfrentados, negros contra blancos, pobres contra ricos, demócratas contra republicanos, hambre, martirio y esperanza mueven las fichas, alma brava y pura sin color es el estandarte, parten con desventaja pero no se rinden, toda su vida es un intento de tener un hogar, de ser respetados.
Sin duda es interesante, la historia siempre lo es, especialmente cuando se centra en hechos y hazañas
concretas, de grandes hombres campeadores que se enfrentaron a la injusticia y al mal de las personas; personaliza, realzando su valor, pues ya no es genérico relato, es una mente osada, de corazón sentimental, haciendo valer el hecho de ser un hombre, que decide voluntariamente y cuyo hijo adulto, años después, sigue luchando contra los mismos abusos y atropellos.
Siempre es motivante e inspirador, abrumador e impactante conocer estos casos, el ser humano expuesto en lo mejor y lo peor de su esencia; en esta ocasión, Gary Ross se olvida del sentir de dichos adjetivos y rueda narrativamente, sin impulsividad inspiradora, simplemente relata, instruye más que
emociona; ofrece una cinta de audacia y coraje sin cautividad afectiva o anímica.
Es loable lo expresado, su aspiración se queda en integridad educativa.
Bizarro e intrépido fue el personaje, su película no tanto.
“Murió con honor”. “No, sólo murió”, y harto, empezó su lucha.

Lo mejor; dar a conocer a Newton Knight.
Lo peor; no implica al corazón de la audiencia.
Nota 6,1



No hay comentarios: