miércoles, 21 de septiembre de 2016

Nacida para ganar

La vida parece anclada en el tiempo para Encarna en Móstoles, su ciudad. El mismo trabajo desde la adolescencia, el mismo novio, y pocas perspectivas de que la cosa pueda cambiar. Al reencontrarse con María Dolores, su inseparable amiga en el instituto, su vida da un vuelco. Le propone entrar en un negocio revolucionario de venta piramidal que le hará rica en muy poco tiempo y la convertirá en la persona que siempre ha querido ser.


Y la realidad se impone con sus tropiezos, amargura y amabilidad.

Un retrato de la famosa estafa piramidal simpático, entretenido y curioso.
El dinero llama al dinero, de modo que visualiza, imagina lo que deseas y se hará realidad a través de esa reeducación de un subconsciente, que ya ha sido cautivado por la quimera de cambiar su vida y triunfar, sólo con el bello gesto de ambicionar y plasmar lo querido.
Como corderos al matadero, sin rechistar e ilusionados, para dejar de seguir preguntado “¿y si...?”, y preguntar orgullosos “¿qué mas...?”, parte de esa letra escrita en dolor y sangre, de recitación hipnótica y engañosa, con la que encandilar a tus potenciales víctimas y dejar, al tiempo, de serlo tu misma para ir hacia arriba.
Encarna de Móstoles, Martes y trece y su legendaria empanadilla, gag mítico, entrañable y memorable para los de cierta generación, para otra más reciente, dudo que sepan de qué va, de qué se habla o del impacto que tuvo en su época; buenos momentos puntuales, junto con otros de rodaje necesario pero poco absorbente, la historia es humana, irónica y cínica, veraz y lastimosa, el precio de la felicidad vuelto pesadilla de deuda asfixiante, la tortuosa vida de quien se deja engatusar, para eliminar un descontento y desgana que acaban dominando su alma visionaria, ya ahogada y en las últimas.
El relato es ameno, actual y reseñable, tan cercano y vecinal que podría ser la aventura, en su años de esplendor de dicho timo, de cualquier conocido o
amigo; expone con soltura, gracia y accesibilidad de creer en su desventura y hazaña.
Desea mas que realiza, promete más que cumple, el problema en estos casos suele ser casi siempre el mismo; te la venden como estupenda comedia, para su publicitada venta, y resulta ser un verdadero drama, endulzado con ácida amargura y desvergüenza sarcástica.
“¿En qué bando juega usted?”, entre la credibilidad de la tragedia no esperada y la esperada risa nunca surgida, a pesar de captar y apreciar el satírico humor de sus recitadas sentencias; realismo interpretativo y situacional, de sentidas emociones, argumento franco, sereno, de recorrido adecuado que, una vez más, como recurso fácil para redondear con chispa su cierre, opta por la charanga explosiva, de artificial humorada, que tras la payasada precipitada, devuelve a cada cual a su sitio.
Fábula encantada con princesa desvalida, hadas madrinas y sus brujas maleantes al acecho, combina la tragicomedia con humildad, validez y contención; un trío protagonista fabuloso, para la crítica mordaz a
una red de mentiras comerciales que embauca y arruina a la gente, sin miramientos ni piedad.
De María Dolores a Felicidad, de Encarna a Beatriz, de Victoria Abril a ella misma, pues su nombre ya denota victoria, es sobre estás espléndidas actrices sobre las que recae el mérito de superar la desilusión, por la ausencia de comicidad comprada, y valorar la sobriedad del escrito contado; hallas la tristeza y melancolía de esa habitualidad y costumbre nunca alterada, el sueño de cambiarla y la crueldad de la mentira del cuento; la sorpresa no querida de no ser la comedia supuesta, no debe empañar ni menospreciar la autenticidad y vigencia del talento de su drama.
“Nacida para ganar”, spot que igual vale para captar adeptos, a un fraudulento negocio, que para inicio inspirador en cassette de auto ayuda, todo es un comecocos mental, de estudiado engranaje, para que acabes estrellada pues, al ser peón, te mueves en la estresante base, fuera del alcance del piso superior, donde se apuesta sobre seguro y siempre gana la casa; incluso pillándoles, poseen el don de salir ilesos de sus artimañas ya que, por desgracia ¡resulta barato engañar al pobre, crédulo e inocente!
“Nacida para ganar”, nacida para afrontar lo que la vida traiga.

Lo mejor; sus actrices y entereza del drama.
Lo peor; ¡no es una comedia!, aunque recurra, en su último tramo, desesperado al intento.
Nota 5,3


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