miércoles, 19 de octubre de 2016

Atrapa a un ladrón

El detective de Hong Kong Bennie Black ha estado siguiendo durante décadas a un conocido jefe de la delincuencia, Victor Wong. Cuando la joven sobrina de Bennie, Samantha, se mete en problemas con el sindicato del crimen de Wong, Bennie deberá localizar a la única persona que podrá ayudarlo: el jugador estadounidense Connor Watts


Jackie Chan, una leyenda aún en forma.

Malabarismos imposibles, de entradas y salidas rocambolescas y enmarañados escapes y atrapes, hechos realidad con esa peculiar mezcla de artes marciales y comicidad que tan estupendamente bien maneja este actor, como firma propia de su santo, identidad y seña.
Su papel siempre es el mismo y la trama no varía un ápice del clásico esperado, todo en su sitio fantásticamente encajado; hombre de principios y honor que cumple sus promesas, cuida de sus seres queridos y venga a ese fiel amigo fallecido, a quien dedica su tiempo y ofuscación mientras se hace acompañar de la pareja chistosa de turno, que le vuelve loco y ambienta mientras transcurre la resolución del caso.
Tropiezos, golpes, caos, malentendidos, acompañados del momento oportuno de fraternidad y sinceridad entre colegas; correr, saltar, esquivar lo que se viene, enviarlo de vuelta, todo adornado con rapidez escénica de estruendosa banda sonora, que acelere el ya de por si estrepitoso ritmo y altere a un espectador, que no tiene la vista lo bastante aguda
para digerirlo todo y no perderse algo por el camino.
Pero no importa, no es decisivo, nada lo es, puedes ir al baño y volver y retomar la ruta del acostumbrado tramo comercial en el que Jackie Chan se ha especializado; es divertido, es ameno, es facilón, es entretenido, es lo que esperas, pues no pretende alterar ese efectivo convencionalismo que sus fans expectantes desean ver, cuando eligen sus películas.
Está mayor y se le nota, no tanto en el resultado de su performance como en su rostro y físico; los años pasan para todos y para un intérprete del género de acción, es camino de anticipada baja por desacuerdo explícito entre lo que pretende la mente y lo que el cuerpo le permite.
Pero por ahora sigue ahí, eficaz, productivo y entero, tiene su público, quienes estarán contentos con lo presentado; al resto ni se le ocurra meterse en
concierto de charanga chistosa, cuando sus gustos viran hacia la ópera.
“Skiptrace”, nueva comedia de acción del tercer actor mejor pagado del mundo, récord de taquilla en China en su estreno, con 60 millones de dólares recaudados en un sólo fin de semana; más larga de lo requerido y necesario, se trata de atrapar a un ladrón que nunca es el señalado y si el obviamente adivinado.
Sencilla, comercial, inocente, vaticinable, olvidable..., lo requerido al escogerla, luego ¡no te quejes!
Meditación tonta tras su consumido paso:..., entiendo que lo busca y rebusca pero ¡cómo se complica la vida este hombre para dar patadas!, el tiempo
pensante otorgado a la coreografía debe superar con creces al dedicado ¡al enredo de la trama!, ¡los ensayos deben ser dolorosos y tremendos!, sólo hay que ver las fallidas escenas que se entregan a posteriori de los créditos finales, muchas veces ¡mejores que lo anteriormente visto! Y con su filosofía de no dobles ni artimañas pre grabadas, ¡lo que le espera sufrir a este hombre, conforme avance en edad y quiera mantener el tipo!, y ¡lo que cambia de país y ciudad para dar y recibir tortas!
¡Es lo que tiene ser Jackie Chan!, especialmente en China, ídolo de masas venerado y respetado.

Lo mejor; sigue siendo Jackie Chan, sin engaño de promesa no cumplida.
Lo peor; sigue siendo Jackie Chan, sin moverse un ápice de su sillón fijo.
Nota 5,6


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