lunes, 10 de octubre de 2016

Nahid

Nahid es una joven divorciada que vive sola con su hijo de diez años en una ciudad del norte de Irán junto al Mar Caspio. Conforme a las normas que rigen la sociedad iraní, la custodia de un hijo le corresponde al padre, aunque en este caso su exmarido se la ha cedido a condición de que no se vuelva a casar. La relación entre Nahid y otro hombre que la ama apasionadamente y desea casarse con ella complicará su situación como mujer y como madre.


La desesperación de una mujer, en un mundo de hombres.

Por un hijo lo que sea necesario, robar, mentir a todos y perder la identidad hasta ser irreconocible para una misma, con tal de sobrevivir y tenerle a su lado; y si ya de por si es complicado para una madre divorciada, con ex marido toxicómano, se le añade la cultura y costumbres arraigadas de una comunidad iraní que sigue perpetuando a la mujer, sin derechos y sometida, al lado de las decisiones de un marido privilegiado en dichas tierras.
El amor, el rencor, la violencia física y verbal, las tensas y enrevesadas relaciones familiares, el respeto tradicional, el agotamiento emocional, la parálisis ancestral de una sociedad que sentencia y lastra, por querer una vida digna con los que se ama por elección, no los impuestos por errónea decisión cuya condena dura ya una década.
Agónica, prudente, calculada, vive al día, con esa precipitación inquieta que le susurra, con temor y acoso, puede perderlo todo en un instante, pues nada depende ella, por mucho que se comporte como se es permitido, en exclusiva, a los hombres.
Una fotografía costumbrista, indagadora de una forma dura de existencia, es penetrar en dicha región y en sus arraigados hábitos de proceder lo que llama la atención e interesa, ese manejo precavido, distante y formal, escondido y enmarañado, de
legalidad absurda, de los sentimientos de una persona que tiene que luchar por la supervivencia, entre todo el convencionalismo de raíz profunda que le rodea.
Cultura musulmana, de fondo grisáceo e interior sangriento, para unas demoledoras emociones que degradan al género femenino hasta transformarlo en una visión antipática, embustera, brusca y ultrajante, por atreverse a combatir contra las normas y lo establecido; no se penetra en dicha denuncia, de hecho es difícil entender, apoyar y acompañar a esa madre coraje pues, según los momentos y circunstancias, se ve en la tesitura de acoplarse y hacer lo ni siquiera pensado para permanecer en pie, ocultar sus verdaderos sentimientos y dejar de ser ella, para poder seguir estado al lado de lo más amado, de su retoño.
Rigidez gélida, desagradable, vergonzosa e incomprensible para una desconocida superviviente que no muestra su verdadera cara, ya que por imposición de religión y país, debe cubrirse con
pañuelo y careta según quien esté enfrente, la libertad de acto y habla no se le permite.
Se cuestiona todo, empezando por la propia Nahid, en una argumento que encuentra el equilibrio entre el ahorro gestual y la expresión oral, para dar credibilidad a un vital interior que vive en conflicto eterno con sus fronteras externas, esas que no dan acceso a manifestación abierta y honesta de confianza plena con el otro, con el semejante.
El sufrimiento endurece, la impotencia espabila, la injusticia despierta la astucia, el desarraigo de quedarse sin nada propicia no se valore a nadie, excepto a ese fruto de su vientre, lo único bueno y decente en su azotada vida.
Drama expositivo de la sumisión femenina, de su aguante, dolor y resistencia, que sin excesos pero con gran tragedia, en su solidez narrativa, expone los
beneficios de las diferencias sociales; humilde, veraz, sensible, pertinente, sus firmes interpretaciones y belleza paisajística, rodeada de imposición y abuso, son sus armas; lenta pero contundente, no es redonda, no es incisiva, es una plausible crítica a la mujer iraní, en su atascado lugar de nacimiento.
"Nahid", nunca llegas a conocerla, sabe de los peligros y consecuencias de mostrarse y ser sincera.

Lo mejor; su fotografía y protagonista.
Lo peor; la denuncia, de propiedad de la mujer, queda corta y ambigua.
Nota 6,3


No hay comentarios: