domingo, 22 de enero de 2017

The handmaiden

Corea, década de 1930, durante la colonización japonesa. Una joven, Sookee, es contratada como criada de una rica mujer japonesa, Hideko, que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de un tirano. Sookee guarda un secreto, y con la ayuda de un estafador que se hace pasar por un conde japonés, planea algo para Hideko.


La doncella y la dama, una belleza intercambiada.

Estoy encantada de haberme decidido a ver esta película, pues reconozco que su director y lugar de procedencia me atraían e interesaban, pero me hacía duda su larga duración; error hubiera sido obviar una cita tan juguetona como pícara, ingenua como avispada, engañosa como honesta, pues toda ella es una partida de poker donde adivinar quién va de sincero, quién esconde un as en la manga, quién va de farol o quién es un jugador placebo a quien sólo le interesa el morbo de la tensión, del deseo, de la lujuria, de la traición, de la codicia.
Mentirosos por doquier, donde nadie muestra su verdadero rostro y donde al más listo se le estafa por tonto, todo ello con esa mezcla de diferencia social entre doncella y señora, entre crédula y espabilada, entre estafador y conde, o puede que ambos sean la misma persona, pues nada une parejas tan extrañas y avenidas a conveniencia como el ansiado poder atractivo del dinero.
Un verdadero romance florece entre ese obligado amor, tomado por desesperación de supervivencia, timos y sexo, perversión física y anímica, maltrato obsceno que enseña con su vara de medir a rendir cuentas y a exigir deudas.
Una delicada, cuidada e impresionante fotografía, para cerciorar que cada detalle estético se corresponde con la importancia de la escena; avidez demoníaca, de enredo tergiversado, para exponer tres figuras que encaran la misma situación desde diferentes ángulos, para unirse oportunamente y dar vueltas a un guión travieso, maléfico y oportunista
que cede, toda su osada interpretación del engaño supremo, por la lealtad, fidelidad y honradez de los sanos y verdaderos sentimientos del corazón nacidos.
Se apuesta a mujer sumisa y esclava, ante dominador hombre que la turbulenta y maneja a su antojo y voluntad propia; se apuesta a mujer desesperada, que asume su función de ladrona de palabras y emociones, de actuación convincente e impecable, para placer del orquestado director; se apuesta por complicidad femenina, que descubre la fidelidad y coraje de una compañera que la coge de la mano, para guiarla hacia la libertad emocional del puro sentimiento...
...,se apuesta por una satisfacción de argumento y mirada, que se verá guiada y ensimismada a cada paso de afección desvelada, para no desviar la
atención y disfrutar de esta retorcida fábula, de sucias artimañas y desbocada seducción, donde la lectura exclusiva de libros eróticos esconde esa visión lasciva y lastimosa, de quien encierra una doble moral siniestra.
Park Chan-wook presenta un magnífico thriller, de astuta complejidad y estimulante ritmo, en un inicial complot que, a través de la presentación de los personajes y sus retrospectivos saltos temporales, deja atrás su simpleza para configurar un enrevesado “cluedo” de misterio, donde el fallecido será la pureza del alma y empatía por el semejante querido.
Una pueril princesa, encerrada en un malvado castillo, vigilada por su indecente tío, a la espera del caballero andante que la libere y se case con ella; en este caso un conquistador embustero, que apuesta a doble banda para llevarse el dinero e introduce, para ello, a su doncella de confianza.
Pasión lésbica adulta, para una narrativa de confusión de identidades, de erotismo, intimidad y dominación, de complicidad y liberación, de excentricidades, exhibicionismo y secretos, de egoísmo, argucias, vileza y felonía, de encanto y elegancia para un humorístico drama, de oscuridad negra y roja sangre.
Es para verla (si ya te pareció impactante “Oldboy”), para no dejarla pasar sin dejarse afectar por su maliciosa tortura y sus caprichos literarios, al
combinar diferentes géneros y estilos con ese sabroso deje infantil, de quien juega a obtener lo que quiere, duela a quien sea; críos crecidos, apostando por ser el más pillo.
“La doncella”, venía recomendada, pero se excedió en sus funciones, hay que ver ¡cómo está el servicio!

Lo mejor; como capta tu atención desde el inicio.
Lo peor; abusa un poco del giro narrativo.
Nota 7
interpretación 7 guión 7 fotografía 7,5 música 6,5 realización 7,5 montaje 7


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